Arte Sacro
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La Reja del Salvador. Fernando Domínguez Gómez.


La forma en que se está llevando a cabo la restauración de la Iglesia del Salvador no tiene precedentes. Ya lo vimos al principio, nada más cerrarse el templo, con numerosísimos particulares, empresas privadas y administraciones (no todas las que cabía esperar, la verdad) volcadas para evitar que el cierre se hiciera eterno, como anteriormente había sucedido con San Andrés, San Vicente o San Román, o como parece que sucederá con Santa Catalina.

Pero lo más llamativo en la restauración integral del Salvador es que sus puertas están abiertas para todo aquél que desee ver "in situ" cómo evolucionan los trabajos, algo muy de agradecer por cuantos estamos verdaderamente preocupados por la conservación del rico patrimonio monumental sevillano, no siempre muy bien tratado. Además, con frecuencia aparecen en los medios de comunicación noticias sobre las actuaciones que se están llevando a cabo en el templo, o que se pondrán en marcha en breve.

Y es aquí donde quiero detenerme. Hace unos días conocíamos que la reja situada entre la escalinata de acceso a la antigua Colegial por su fachada principal y ésta va a desaparecer. Argumentan, no sin razón, los responsables de esta decisión que el espacio comprendido entre la reja y la fachada aparece a veces lleno de desperdicios, sobre todo los fines de semana tras una noche de "botellona" en la plaza. Una basura a la que los trabajadores de Lipasam no pueden acceder.

Por tanto, había dos opciones: situar la reja al comienzo de la escalinata, lo que habría sido un error desde el punto de vista estético y no habría evitado la acumulación de desperdicios, aunque ahora en los primeros escalones; o bien, quitar la reja, de manera que los servicios de limpieza puedan llegar con sus escobas hasta las mismas puertas del templo.

Desde esta perspectiva, la decisión tomada parece lógica. Pero creo que no se han medido bien las consecuencias que podría tener la desaparición de la reja del Salvador. Los vándalos callejeros, que los hay, y si no que se lo pregunten a la cercana Capilla de San José, tendrían el camino libre para "decorar" a su manera la fachada del segundo templo de la ciudad. "Graffitis" y pintadas varias, desperfectos, desconchones en los muros o arañazos en las puertas con llaves o navajas son algunas de las cosas que podemos ver en numerosos templos y demás edificios de la ciudad.

San Jacinto, Santa Ana, San Sebastián, la Parroquia de los Dolores del Cerro, Omnium Sanctorum, San Juan de la Palma, Los Terceros, la Basílica de la Macarena, San Gil, San Luis, la Capilla del Rosario de la Hermandad de las Aguas, la iglesia del Hospital de la Caridad, e incluso la Catedral, tienen rejas que mantienen a estos templos, al menos en las zonas de sus fachadas donde están situadas, a salvo de ese tipo de actos vandálicos desgraciadamente tan habituales actualmente.

Si cuando se reabra la Iglesia del Salvador la reja ha sido retirada, no tardarán en aparecer estos desperfectos realizados por personas a las que les sobra tiempo libre y les falta inteligencia.

¿No se podía dar una llave de la reja a los de Lipasam? Esperemos que los responsables de la restauración del Salvador lo mediten bien antes de proceder a la retirada de la reja, o tendrán que dar un repaso a la fachada principal del templo cada cierto tiempo.

FERNANDO DOMÍNGUEZ GÓMEZ. PERIODISTA










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