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Política con mucho incienso. David Fernández. Diario de Jerez.


El análisis

"Saben lo que pienso del ornato: me gusta hacer partícipe a la población, no las imposiciones. Y yo no me he sentido nunca vinculada a este monumento (de las cofradías). Hay en marcha un plan de saneamiento y la mujer del César no sólo tiene que ser decente, sino que tiene que parecerlo" (Pilar Sánchez, lunes, 5 de octubre).

Cualquier proyecto es carne de cañón de la crisis del gobierno municipal con la revisión del Plan General y y el pulso por controlar la caja fuerte como telón de fondo. Sobre el cuadrilátero, el aspirante PSOE casi empuja a la piedad. Porque recién llegado al poder, no se le ocurre otra que ir a la guerra en el terreno donde mejor se defiende por experiencia y dominio de la situación el PSA de Pedro Pacheco 'el Inmatable'. Así lo definió el líder socialista Francisco González Cabaña, incapaz de contener a sus 'tropas' para que no provoquen a quien le hace la vida más cómoda en Diputación. Pero los asaltos son de infarto: todo o nada.

Ni siquiera el monumento a las cofradías ha salido bien parado en esta guerra de guerrillas. La alcaldesa, Pilar Sánchez, renegó del monumento cofrade cuando le preguntaron los periodistas el pasado día 5. Ni acudió a su presentación oficial, donde sí estuvo el líder del PSA, Pedro Pacheco, junto al obispo Juan del Río.

Puede que sea cierto y que no le guste. ¿Cuántos no han pensado lo mismo? Pero la contradicción es tremenda porque la Gerencia de Urbanismo recuerda que en la presentación del boceto del monumento, el 18 de julio pasado, su fe inquebrantable le invitó a dejar claro que "creemos más que necesario que la ciudad rinda homenaje permanente a la figura de los cofrades, y por esta razón, desde que Pilar Sánchez llegó a la Alcaldía, decidió impulsar y respaldar de forma personalísima el proyecto de erigir un monumento al cofrade". Por ella hablaba la delegada de Juventud, Ainhoa Gil, quien disculpó la ausencia de Sánchez ("que muy a su pesar no puede acompañarnos en este acto") antes de destacar que la idea "ya la albergaba el delegado de Política Territorial". ¿Qué pasó desde que se presentó el boceto hasta que el monumento fue descubierto? ¿Por qué lo que respaldó de manera "personalísima" le quemó entre las manos? ¿Perdió la fe? No. Pero desde que arrancó la crisis hasta hoy las diferencias han ido in crescendo hasta la irresponsabilidad más absoluta. Cada uno por su cuenta trata de hacerse con las simpatías de cofrades, aficionados al fútbol, flamencos...

Como la voz cantante con el monumento (hoy rebautizado por la vox populi como El recortable) la llevó su socio, la alcaldesa el día de la inauguración negó la mayor y poco después trató de ganar el terreno perdido con el fútbol. Esto es moneda común en política, pero por norma nadie se entera. Bastó que Pedro Pacheco se mostrara dispuesto a volver a engatusar a las peñas xerecistas para que en un plis plas Sánchez firmara la cesión a la federación de peñas de un gran local en calle Medina. Una por otra. Claro que en el caso del Xerez Pacheco aprovecha el callejón sin salida en que ella se encuentra con la subvención y aplica incienso para ver si con suerte la afición perdona y olvida el destierro a Sanlúcar. Si Sánchez paga la ayuda al club irá contra el discurso de su partido y si no lo hace no será bien recibida en el palco.

Algo parecido ocurre con las peñas flamencas y los artistas. También los marean y les piden el carné. Nadie escapa. Y lo peor es que los colectivos saben que cualquier gesto, cualquier charla en calle Larga, por no hablar de una aparición en prensa con uno u otro, puede acarrear el destierro por parte del socio que se sienta traicionado. Es la penitencia.

Si al hecho de que Pacheco y Sánchez rompieron cualquier tipo de comunicación en verano se suma el encendido debate que giró alrededor del monumento las semanas posteriores, las piezas encajan a la perfección. Sánchez pensó en el debate que parecía volverse en contra de Pacheco como incienso para borrar el disco duro de la ciudadanía. Obvió que no hace tanto recogió "el sentir del gobierno municipal" para trasladar a los cofrades "su simpatía, respeto y apoyo, y su convicción de que este monumento servirá para materializar los estrechos vínculos que unen al mundo cofrade con su Ayuntamiento, y para intensificar cada vez más esas excelentes relaciones". La borrachera de pasión socialista hizo temblar el palio de la Amargura, pero más dura fue la resaca. Alguna mala acción del PSA con el monumento resquebrajó su fe. Sin embargo, el PSOE creyó mal al pensar que el ciudadano olvida tan rápido como algunos pierden su devoción. Como si ellos, los políticos, procediesen de un ser superior y el resto de los mortales del mono.

El ciudadano, ante tan sincero arrebato que lleva al político a desmentirse a sí mismo, debe intentar no enloquecer ni tomarse la justicia por su cuenta. No vaya a ser que le ocurra como a la anciana que visitó el servicio de Urgencias de un hospital para denunciar su locura: "Esta mañana me he vuelto loca, doctor". "¿Pero qué sucedió?", le preguntaron. "Nada, que no pude dormir en toda la noche por el 'botellón.' Los jóvenes beben y gritan en mi puerta hasta la madrugá, y los más maleducados son los vecinos que viven abajo de casa. Llamé a la Policía pero no sirve de nada porque tal como se va sigue la juerga. Por la mañana me levanté como una loca y me puse a arrastrar los muebles y a tirar las sillas por lo alto a ver si lograba despertar a los de abajo. Ya le digo...". Cuando el ciudadano advierte que los cambios de criterio obedecen antes a la impotencia o la farsa antes que al interés general el tirar las sillas por lo alto es lo mínimo que se le pasa por la cabeza.










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