Semana Santa de Sevilla: ¿Llueve sobre mojado? Las sillitas de los chinos (II)

Francisco Santiago. Desde que las credenciales del CECOP no valen como salvoconducto para evitar las bullas, el moverse de un punto a otro de la ciudad se puede convertir en un auténtico martirio, y no ya pensando en los que trabajamos por y para la Semana Santa o las Cofradías, sino para las personas con movilidad reducida, mayores, con niños pequeños o con carritos.

Si usted desea pasar de una calle a otra, hágalo con al menos dos horas de antelación en caso de que pase alguna cofradía, pues desde casi ese tiempo, un muro impenetrable de sillitas plegables le impedirán el paso, a las que hay que sumar la "fauna" que se situa estratégicamente tras las mismas y, cuando intentas pasar te dicen con sorna "uy, lo siento, no puede pasar es que hay sillitas" y así se va componiendo la muralla que, como la que hay en el pais asiático, esta también nace gracias a la venta ilegal de las mismas y al nulo caso que hace la policía de este problema (tanto local como nacional).

Esto viene ya de antaño, desde que la anterior Delegada de Fiestas mayores socialista intentara atajarlo, sin resultados. Estas sillitas se han convertido en la versión cofrade de las "mierdas de perro" que alfombran gran parte de nuestras calles y, sobre todo las aceras.

Al igual que con los canes, que se echa la culpa a la falta de educación de los dueños, con las sillitas pasa idem de lo mismo: eligen el lugar, se agachan y a esperar que otro ciudadano se vea perjudicado.

Ya se que esto que escribo no va a repercutir en nada ni va a remover la conciencia de nadie, pero creo que en este asunto alguien tiene que aparentar ser responsable y, una vez más, me ha tocado representar el papel...

¡¡¡Qué pena!!!

Foto: Juan Alberto García Acevedo