Hoy, presentación de libro sobre Romero Murube y Valme

Arte Sacro. El 25 de abril se presentará, en el Real Círculo de Labradores de Sevilla, el libro A LA BRISA DE LO ETERNO. Valme, testamento literario de Joaquín Romero Murube, escrito por Hugo Santos Gil, Rafael M. López Márquez y Álvaro Cueli Caro, que ha sido editado por la Asociación Cultural "La Plazoleta de Valme", de Dos Hermanas, con el patrocinio de la empresa Andaluza de Fontanería.

Esta obra rescata una página olvidada en la biografía del insigne autor de Sevilla en los labios , como es su relación con la Virgen de Valme de Dos Hermanas. El "poeta de los cielos perdidos" fue pregonero de la Romería nazarena en octubre de 1969, justo un mes antes de morir. El libro reconstruye este Pregón, que permanecía inédito, labor que ha sido posible gracias al hallazgo de un manuscrito con el esquema y las notas que Romero Murube escribió para la disertación. Asimismo, se incluyen los cuatro poemas que dedicó a la Virgen de Valme, y que datan de los años 1963 a 1969; entre ellos se encuentra el último que compuso Joaquín en su vida. Son textos muy poco divulgados, que tienen gran interés debido a que están lejos de toda idea tópica, pues reflejan la melancolía y desazón del poeta en el ocaso de sus días, a través de una original evocación del nombre de la Virgen. Con su habitual finura y sensibilidad, Romero Murube hace una profunda relectura de la súplica de San Fernando, "¡Valme Señora!", y la lleva a su tiempo y a sus circunstancias personales: es poesía hecha oración a través de esta singular advocación mariana. La angustia, la soledad, la eternidad, la muerte... están presentes en el Pregón y en los cuatro poemas, así como sus temas predilectos del campo, las flores, la luz, el cielo, el horizonte... Por ello, se trata verdaderamente de su "testamento literario", ya que los textos recopilados sintetizan las ideas-clave de toda su obra lírica. Y, por otra parte, los cuatro poemas demuestran que Joaquín fue poeta hasta el final; es decir, que no abandonó el verso en 1948 con la publicación de Tierra y Canción , como a veces se ha considerado.

El libro consta de tres capítulos, el primero de los cuales aborda la tradición literaria de la Virgen de Valme y su Romería, desde mediados del siglo XIX con "Fernán Caballero" hasta el propio Romero Murube, pasando por autores diversos como Lamarque de Novoa, Luis Montoto, José Muñoz San Román, Alejandro Collantes de Terán, Rafael Laffón, José Andrés Vázquez o Manuel Mantero, entre otros. En el segundo, se lleva a cabo el estudio pormenorizado de los cuatro poemas mencionados, situándolos en el contexto de la obra del poeta, y se reconstruye con gran fidelidad el contenido del Pregón que pronunció en Dos Hermanas el 12 de octubre de 1969, sobre la base del manuscrito encontrado, de las crónicas que aparecieron en la prensa y de los testimonios orales de quienes lo presenciaron. El volumen culmina con una original divagación filosófica y literaria sobre la "cuestión última" en la obra de Joaquín Romero Murube, analizando sus temas fundamentales y la "preocupación" que subyace en la mayor parte de sus escritos.

La publicación, con 300 páginas, incluye un valioso apéndice documental en el que, además del manuscrito del Pregón, se transcribe la última entrevista concedida por el poeta, en la que –sin desdeñar los temas que entonces estaban de actualidad– repasa su vida y su producción lírica, recordando su relación con los autores del grupo "Mediodía" y su amistad con García Lorca, Cernuda, Alberti, Bergamín, Juan Ramón Jiménez, etc. También ofrece una cuidada selección de imágenes, con abundante material inédito, destacando las fotografías generosamente cedidas por los sobrinos del inolvidable guardián del Alcázar sevillano.

A LA BRISA DE LO ETERNO, título tomado de uno de los versos que Joaquín dedicó a la Virgen de Valme, ha sido prologado por el profesor y académico Jacobo Cortines, que subraya el valor e interés de estas "conmovedoras páginas" para los lectores y estudiosos de la obra de Romero Murube, "tanto por la documentación ofrecida, con pasión y rigor, como por la interpretación de lo que ha supuesto el testamento poético del escritor palaciego". El libro se cierra con un epílogo de Claudio Maestre, gran conocedor de la vida y obra del poeta de Los Palacios, que señala cómo los textos rescatados "nos traen el poder evocador de la voz de un poeta que hizo estremecer la sensibilidad de los nazarenos... Y a buen seguro estamos que también hoy será capaz de emocionar a sus nuevos lectores".