Nada cambia. Diputado de Cruces

Este diputado ha estado un tiempo, por diferentes razones, alejado de esta cofradía virtual, aunque siempre informado de lo que ocurría en el mundo de las hermandades gracias a Artesacro. Ahora, al volver a bajarme el antifaz, me encuentro con que las cosas siguen más o menos igual, o sea que se sigue hablando y hablando, pero que los problemas no se arreglan porque, da la impresión, los que tienen la responsabilidad de hacerlo, por obligación o por “devoción”, están mirando hacia otro lado. ¿Por ejemplo? Pues voy a nombrar tres asuntos:

Parece ser que, un año más, la Hermandad de la Resurrección va a seguir sufriendo el trago de tener que hacer la estación de penitencia que marcan sus reglas, es decir, a la que está obligada (y éste es un punto que conviene no olvidar) en soledad y sorteando los peligros de una ciudad que, a esas horas, ya está cambiando el chip de sus fiestas. Y todavía, alguno manifiesta que se siente satisfecho de cómo el Consejo General ha llevado el asunto… Lo dicho, muchas palabras, muchas reuniones, pero ninguna solución. Bueno, o sí, seguir como se estaba.

¿Y qué me dicen del cambio en la carrera oficial? El Ayuntamiento y el Consejo, cada uno a lo suyo, filtraciones a la prensa, réplicas, contrarréplicas, parece que alguna reunión, encuentros, desencuentros, palmaditas a la cara y críticas a la espalda,… Y, mientras tanto, un problema de seguridad, que parece evidente, sin resolver. Me refiero, claro, a la calle Sierpes, donde Dios quiera que nunca pase nada. No quiero pensar que haya que desalojarla con rapidez con una cofradía pasando por ella, apretada para recuperar el tiempo “empleado” en el “desfile” por la “Santa Campana”…

Por último, lo referente a las Hermandades llamadas de Vísperas, que hasta el nombre tiene su gracia. Desde luego, lo mejor de este asunto son las propias hermandades que están actuando con una sensatez y madurez muy encomiables. Sin embargo, ¿por qué se sigue perdiendo el tiempo y, de paso, alargando la situación, debatiendo si son o no son parte de la Semana Santa en vez de ponerse a buscar soluciones para dar respuesta a un anhelo totalmente razonable, como es el de hacer su estación de penitencia como siempre se han hecho éstas en Sevilla (y esto va para aquellos defensores a ultranza de las tradiciones y que ahora se llevan las manos a la cabeza ante las pretensiones de estas corporaciones)? Y atención ante una posibilidad que algunos ven con buenos ojos: convertir a los barrios en zonas separadas de la ciudad, con su Semana Santa y sus procesiones independientes y simultáneas a las de “la capital”. Integración se llama la figura. ¿Por qué nos resulta tan difícil a los que ya estamos “dentro” ceder un poquito, apretarnos y así cabemos todos, que es posible?

En fin, que la vida sigue igual…

diputadocruces@yahoo.es

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