Arte Sacro
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Pajas, vigas y Munarco. Carlos Colón. Diario de Sevilla


Exponer las imágenes titulares de culto sobre sus pasos en una Muestra Nacional de Arte Cofrade (Munarco) es una excelente forma de vaciar de contenido religioso y trivializar la Semana Santa, despojarla de sus valores simbólicos, convertir las imágenes en estatuas –y aquí todos sabemos lo que se quiere decir con ello– y contribuir a la degradación kitsch del arte y la artesanía, de la música y del exorno. Si las propias hermandades y los consejos que las representan se prestan a ello, el mal tantas veces denunciado por los cofrades resulta estar dentro de ellos mismos. Un mal más grave que el del gamberrismo o los canis, porque es interior y afecta a lo esencial, mientras que el otro es externo –aunque molesto y hasta dañino– y por ello no afecta a lo fundamental.

Exponer las imágenes titulares de culto en sus pasos en la Catedral es una excelente forma de vaciar de contenido religioso y de trivializar la Semana Santa y el espacio sagrado que supuesta o teóricamente es la meta que da sentido a la estación de penitencia (escribo supuesta o teóricamente porque prácticamente es un trámite y corresponde cada vez más a la Campana el honor de convertirse en la meta costaleril y bandista que da sentido a la salida procesional). Si los canónigos y el arzobispado se prestan a ello, el mal tantas veces denunciado por la Iglesia –la reducción a mera cultura o folclore y la degradación consumista de la Semana Santa– resulta estar dentro de ella misma. Un mal más grave que el de los gamberros o los excesos de los kofrades y kapiyitas, que invitaría a pensar en la paralela existencia de kuras, porque afecta a quienes se supone tienen la última y decisiva palabra en lo que se refiere al sentido religioso de la Semana Santa.

Así que, por lo que a mí respecta, mientras la catedral sea durante todo el año un museo de pago, y en estos días de Munarco una sala de exposiciones de pasos con los sagrados titulares sobre ellos; mientras los consejos de hermandades callen o aprueben; y mientras algunas hermandades dejen sus imágenes de culto para ser expuestas, me tomo a beneficio de inventario todo lo que unos y otros puedan decir sobre lo de los gamberros y los canis, la descristianización y el vacío de contenido religioso o el laicismo agresivo con las que señalan pajas en ojos ajenos (a ser posible de izquierda) sin prestar atención a la viga hortera, trivializadora, vulgar y mercachifle que tienen en la suya.

Tal vez se pueda aplicar a la Semana Santa lo que, con relación al hombre, está escrito en Marcos: "Nada hay fuera del hombre que, entrando en él, pueda contaminarle; sino lo que sale del hombre, eso es lo que contamina al hombre. Quien tenga oídos para oír, que oiga". Visto lo que se ve y oído lo que se ve, hay que temer más a lo que pueda contaminar y hasta matar a la Semana Santa desde dentro que a lo que pueda herirla desde fuera.

www.diariodesevilla.com

 









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