Arte Sacro
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De La Punta del Diamante al Starbukcs. Antonio Sánchez Carrasco


Pasan los días desde que la Virgen de la Aurora ya entrada la tarde volviera a cerrar un año más la Semana Santa de Sevilla. Y yo no paro de darle vueltas a lo vivido y a lo leído con posterioridad a la Semana Mayor de Sevilla.

Una Semana Santa extraña por una ciudad dividida en dos, entre los que se aferran a seguir en la Punta del Diamante y los que abogan por el Starbucks, entiendase como metáfora, que no literal.

Las calles siguen midiendo lo mismo y los cortejos y la gente que los ve han crecido exponencialmente. Haciendo algunas calles intransitables. Y en estas estábamos y llegó el CECOP. Y convirtió un aforamiento en calles vacias de gente, pero como somos materia y la materia ni se crea ni se destruye sólo se transforma; los que no podían estar en las calles cortadas se amontonaban donde si podían. Curioso el caso del Lunes Santo, mientras San Gonzalo llenaba de túnicas blancas la plaza del Triunfo, el público se agolpaba, como en un concierto de Metalica, en Matacanónigos, a la espera de Vera+Cruz y las Penas, con las consiguientes apreturas de no poder hacerlo en Francos, Placentines. El Martes Santo, con San Esteban ocupando la Cuesta del Rosario, el espacio de la acera acotado por las vallas anti-pánico, ocupado por filas de sillitas, deja entrever que el invento necesario es unas vallas anti-sillitas; en el otro lado la plaza semi vacia y las personas ocupando los bares al límite del escalón de la puerta de manera similar al Angel Exterminador de Buñuel y amontonados como en el metro de Tokio, surrealismo de Martes Santo, del que parece que tuvo más luces que sombras, aunque a ver si hay narices de repetirlo. Seguimos empeñados en criticar con el mismo constructivimo que un hongo nuclear.

Transitamos hacía una reforma necesaria no sólo en la seguridad, conceptualmente hablando no todo el que participa de la Semana Santa tiene claro como debe de ser su participación, y por supuesto aunque lo accesorio nos atraiga tanto; debemos de centrar nuestras miradas en lo único e importante, aquello que nuestra madre conservaba en una estampa raida de una Virgen, que permanecía guardada dentro del “pograma” que tu Madre guardaba de 9 años antes de tu propio nacimiento.

Sabemos hacia donde vamos o hacia donde nos llevan, o hacia donde hemos obligado a que nos lleven. ¿Habrá capacidad y bemoles para adaptar nuestra Semana Santa a los tiempos del Starbucks sin olvidar que venimos de la Punta del Diamante?.

Foto: Antonio Sánchez Carrasco.










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