Arte Sacro
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Provincia. Comienzo de la Cuaresma en la Sección Adoradora Nocturna de Alcalá de Guadaíra


Arte Sacro. La Antigua y Franciscana Sección de Alcalá de Guadaíra de la Venerable Archicofradía Sacramental de Adoración Nocturna Española al Santísimo Sacramento, comenzó la Cuaresma como en años anteriores, con la celebración el Miércoles de Ceniza de la Santa Misa, con imposición de ceniza, el 26 de febrero, en unión con las Hermanas Clarisas del Monasterio de Santa Clara, en el que radica, llevándose a cabo al finalizar la eucaristía, el ejercicio del Vía Crucis, según una fórmula franciscana, con el Santísimo Cristo de la Vera+Cruz, cotitular de la Sección, que fue portado por antiguos costaleros de distintas Hermandades y Cofradías de la ciudad, integrados en la llamada “Octava Trabajadera”, así como por hermanos y hermanas adoradores y devotos en general. También las Hermanas Clarisas lo portaron en un tramo del mismo. En el bello e íntimo itinerario por los patios y claustro grande del convento, la Sagrada Imagen fue recorriendo las catorce estaciones de la Vía Sacra, en las que, además de las jaculatorias, meditaciones y oraciones habituales, la Comunidad de Hermanas, que cerraba el cortejo tras el Santísimo Cristo, fue intercalando unos bellos motetes, cuyos antiguos textos hacían alusión al motivo de cada estación del Vía Crucis. Asimismo, para separar las estaciones, se cantaron las estrofas de canciones tan populares como “Perdona a tu pueblo, Señor”, y “Sálvame, Virgen María”.

Al finalizar el piadoso ejercicio, la Sagrada Imagen fue depositada de nuevo sobre la alfombra colocada en las gradas del presbiterio desde la que había presidido anteriormente la Santa Misa, pasando los presentes a besar su pie, en señal de respeto y veneración, al tiempo que se repartía una bella estampa con la efigie del Señor en la Cruz.

Pero el solemne acto del Miércoles de Ceniza estuvo precedido por el llamado Triduo de Reparación y Desagravio en Carnaval, en el que, como su nombre indica se celebró cada día  la Santa Misa y al término de ésta, la Exposición Mayor de Su Divina Majestad, para finalizar, tras los ritos acostumbrados, con la bendición del Santísimo Sacramento. Presidiendo el presbiterio estuvo el Santísimo Cristo de la Vera+Cruz, que murió para redimirnos, pero quiso quedarse en la Sagrada Eucaristía hasta el final de los tiempos acompañándonos. De la Cruz pendía el llamado “Velo de Tinieblas”, en tul de color azul noche, cuajado de estrellas doradas, el sol a su derecha y la luna a su izquierda. El Velo se mantendrá hasta el Sábado Santo.

Todos los cultos fueron oficiados por los Reverendos Padres Salesianos, que ostentan la capellanía del Monasterio. 

Redacción: Juan Jorge García García

Fotos: Francisco Burgos Becerra










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