Arte Sacro
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SPQR. El Señor de los espacios infinitos. Antonio Sánchez Carrasco


A los miembros de Quedada en el Molina, que a pesar de los pesares pudimos repetir.

No sé porque se me vino aquellas letras de Lole y Manuel. No sé porque se me vinieron tras recordar el primer fin de semana de marzo. Aquel en el que bajaban los Cautivos entre otras advocaciones. El Señor de los espacios infinitos aquel que derramaba la paz y enseñaba el amor a sus hermanos. Aquellos espacios infinitos los que el virus nos ha llevado a adoptar como normalidad. Esa normalidad que nos llevó a alejar a las imágenes, porque no poder besar a tu Cristo es de las lejanías más lejanas que se me pueden ocurrir.

Y allí apareció Él, el Cristo sentado en la piedra. El que abría mis Semanas Santas. Las de un niño, hijo de un trianero, que veía la Semana Santa desde el prisma de la otra orilla. Y allí estaba el Señor de los espacios infinitos, dando paz entre hermanos. Olvidando para siempre aquellas rencillas que en su tiempo lo hicieron buscar su propia casa, en un San Jacinto que parecía no tener límites para el amor a Cristo.

También tuve en el suelo al Señor Cautivo que nos unió a Lola y a mi bajo un cordón negro y blanco en la medalla. Otro espacio infinito obligado por un virus que cogía el camino más corto para herirnos, el de la memoria. La memoria de una iglesia atestada, que ahora era aforada, esa distancia social era también una distancia dolorosa, pero necesaria. Alguien susurró, el virus lo han debido de preparar los fabricantes de pegatinas, se están forrando..., en esos pequeños sainetes que tiene esta Ciudad en su vida cotidiana.

Los días luminosos van llegando y el pellizco donde duelen los pellizcos empieza a doler. El sábado de los premios Velazquez (que hay mucho poeta suelto)del cine y yo terminando un fin de semana intenso viendo “A la diestra del cielo”, con aquella vida tormentosa que no atormentada de aquel genio que rezó cantando por Ben E. King y sólo me salió decir avanti con la guaracha, que es una de esas frases míticas de Silvio que a mi siempre me han empujado palante, cuando la vida se ha puesto en banda. Seguimos...

Foto: Antonio Sánchez Carrasco.










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