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Jueves pastoreños. El terno morado de Cuaresma y Rogativas de la Divina Pastora. Francisco Javier Segura Márquez


Desde el pasado día 2 de Marzo, cuando celebrábamos el Miércoles de Ceniza, los devotos de la Divina Pastora hemos podido contemplar a nuestra Amantísima Titular vestida con el terno de raso de seda en color morado, con encajes de plata y aplicaciones bordadas sobre malla, que se combina con el sombrero de encaje del mismo tono argénteo y los atributos de orfebrería realizados en metal plateado cincelado y repujado. Dicho conjunto de piezas, dispuestas para completar la iconografía de María Santísima con Traje y Título de Pastora, componen el atuendo para Cuaresma y Rogativas, en continuación histórica de las prendas que, para dicho fin, conservó en su ajuar la Divina Pastora a lo largo de la historia.

 

Ya en la Sagrada Escritura, encontramos el concepto de vestimenta propia para la penitencia y la súplica, que obligaba a desprenderse de riquezas y suntuosidades a los que lo elegían por atuendo para clamar la Misericordia de Dios. Su uso en las Sagradas Imágenes, para procesiones de súplica ante varias necesidades, también está documentado desde antiguo, conservándose varios ejemplos a lo largo y ancho de España. Son muestra de ello el manto morado de rogativas de Nuestra Señora del Pino de Teror (en Gran Canaria), estrenado en 1758, otro de Nuestra Señora de la Asunción, Patrona de Elche, donado en 1795 por el arzobispo Antonio Despuig y Dameto, que sería en aquellos arzobispo de Sevilla, o el que en 1890 lució en su procesión de rogativas la imagen de Nuestra Señora de los Reyes, Patrona de Sevilla, que volvió a lucirlo en 1981 cuando fue procesionada para impetrar la necesaria lluvia sobre los campos de nuestra Provincia, estrenando un nuevo manto para dicho fin en la Cuaresma de 2019.

 

Nuestra Imagen Titular, la Divina Pastora, poseyó a lo largo del siglo XVIII prendas de color morado para estas rogativas. Su uso reiterado obligó a la renovación de las mismas en diferentes momentos. La propia génesis del manto procesional de la Divina Pastora nos obliga a recordar que sus bordados corresponden, en parte, a los que compusieron el manto morado de tisú elaborado por la familia del Real para los Cultos impetratorios ante la pandemia del cólera morbo que sufría la Ciudad en 1885. Para el traslado de la Imagen al Monasterio de Santa Paula, según consta en la convocatoria, la Divina Pastora lucía dicho manto morado, cuyos bordados compusieron, al menos desde 1902, junto a los de otro manto, la prenda que hoy luce la Imagen para las ocasiones más solemnes. En el lugar de ese manto morado, debió quedar el de terciopelo en el mismo tono con gran encaje de oro en su remate, que fue tristemente sustraído en los primeros años del siglo XXI.

 

Hoy en día, la Divina Pastora luce un terno de raso morado que puede fecharse, por su factura y tejido, en la primera mitad del siglo XX, considerándose uno de los confeccionados por doña Ascensión Rodríguez Berraquero entre los años 30 y 60 del mismo siglo, cuando ya ostentaba el cargo de Camarera Honoraria y tenía bajo su cuidado el ajuar de la Santísima Virgen. El manto y la saya, que se conservan en perfecto estado, fueron enriquecidos paulatinamente con nuevos encajes y aplicaciones. Así, la saya recibió en el año 2000 la aplicación de un interesante registro bordado en hojilla de plata sobre malla de bolillo del mismo metal, procedente de una antigua saya rosa que luce la Divina Pastora en una antigua fotografía que aportamos para conocimiento de nuestros lectores.

 

En ella, contemplamos a la Santísima Virgen vistiendo dicha prenda con motivo de unos cultos celebrados en la Iglesia del antiguo Convento de Nuestra Señora de la Paz, sede compartida por nuestra Hermandad y la de la Sagrada Mortaja durante la Guerra Civil y los años inmediatamente posteriores, hasta 1942, cuando se produjo nuestro traslado a la Iglesia Filial de San Martín. La conservación de dicha saya hasta nuestros días permitió adaptar el uso de su bordado superpuesto en malla para el terno de Cuaresma y rogativas, que ha lucido la Imagen también en ocasiones extraordinarias con motivo del fallecimiento de destacados hermanos. 

Hasta el Domingo de Pasión, fecha en la que se viene recuperando la velación de las Imágenes como dispone la Iglesia en sus rúbricas para el Tiempo de la Pasión y Muerte del Señor, podrá contemplarse a la Divina Pastora luciendo su Terno de Rogativas, en cuyo uso la Hermandad pone también las intenciones por el final del conflicto bélico abierto entre Rusia y Ucrania. Nosotros nos unimos a las oraciones que ofrece el mundo entero, suplicando a la Divina Pastora, Paz y Reconciliación del Género Humano, su piadosa intercesión.









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