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Conventos y Hermandades, relaciones. Tercera parte (de varias). Reyes Pro Jiménez


Continuamos con esta serie de pequeños artículos sobre los conventos de Sevilla y las relaciones que han existido en el pasado y que existen hoy entre ellos y las hermandades de Sevilla. En su desarrollo vamos a centrarnos en la  vinculación con hermandades de penitencia, simplemente por delimitar el tema dejando para más adelante, en un posterior estudio, la mención a la relación que han mantenido y mantienen las hermandades “de gloria”, las sacramentales, las antiguas gremiales, etc. con los conventos. Relaciones de apoyo fraterno, de celebración de cultos… para muestra de ello baste mencionar la Novena la que Hermandad de la Pura y Limpia del Postigo dedica a su Titular y que tiene lugar en la iglesia del Convento de agustinas de la Encarnación, antiguo hospital de Santa Marta situado en la plaza de la Virgen de los Reyes.

Repasaremos en primer lugar la vinculación de hermandades de penitencia con conventos que desgraciadamente hoy no cobijan una comunidad monástica, pues sus edificios conventuales e iglesias cumplen otras funciones no religiosas, o incluso han desaparecido total o parcialmente, desdichadamente para nuestra Ciudad.  Estos antiguos conventos ya no son sedes canónicas de hermandades de penitencia, pero en ellos se fundaron o residieron antiguamente muchas de ellas. Para el recorrido por ellos nos apoyaremos en los vestigios que queden, así como en antiguos testimonios gráficos y descripciones que nos acerquen a ellos en lo posible pues, como decimos, en muchos casos ya no existen los edificios.

 

El Convento de San Francisco durante su derribo
Foto: Francisco de Leygonier y Haubert, 1845

Entrada del mismo junto al Arquillo
Foto: Alphonse De Launay, ant. 1840.

En anteriores capítulos y hablando sobre la historia de los conventos y su imbricación urbanística vimos que muchos de los que eran más extensos no se situaban en el centro de Sevilla, salvo algunos de los que tuvieron más antiguo origen. Uno de ellos fue el Convento Casa Grande de San Francisco. Ocupó no sólo la Plaza Nueva sino también todas las parcelas desde las actuales calles General Polavieja y Albareda a Carlos Cañal, Zaragoza y Joaquin Guichot, comprendiendo huertas y otras dependencias y todo un complejo monástico que incluía el colegio y convento de San Buenaventura.

Es tradición que la donación por la Corona de terreno y dinero para su fundación la hizo Fernando III y lo que es seguro es que el convento ya existía en 1268 y se levantaba en el mismo lugar que ocupó hasta su derribo en el año 1840. Como ya vimos, el apoyo de la Corona a las nuevas órdenes religiosas del momento, como franciscanos y dominicos, fue decisivo para su implantación en Sevilla desde el siglo XIII. Este convento de San Francisco no sólo tuvo dicho apoyo de la Realeza sino también del Cabildo o Ayuntamiento de la época, de varias familias ricas y nobles, y de comerciantes, que frecuentemente se agrupaban por nacionalidades. Por ejemplo el caso de los portugueses, que construyeron en el compás conventual una capilla con hermandad llamada de San Antonio de los Portugueses.

El convento, uno de los ocho que los franciscanos tuvieron en Sevilla, llegó a albergar a casi doscientas personas y tuvo una gran riqueza artística, en propiedades y cultural (con una biblioteca de más de mil volúmenes). Todo acabaría en el siglo XIX, primero con la invasión francesa y definitivamente con la Desamortización de 1835, como tantos otros conventos de nuestra Ciudad. Solo se ha conservado la capilla de San Onofre, construida en el antiguo atrio o compás por una Hermandad de Ánimas y algunas piezas artísticas en otros templos y museos, en muchos casos fuera de Sevilla.

Varias hermandades tenían su sede y capilla en este convento, hermandades aun afortunadamente existentes hoy día como la de Los Sastres, o ya extinguidas como la de San Eloy o la de Santa Bárbara.

El fervor hacia la Verdadera Cruz o Vera Cruz estaba desde antiguo muy unido a los franciscanos, por lo que los devotos que frecuentaban el Convento, para el culto a la misma, fundaron en 1448 una hermandad que tuvo sede canónica en una capilla aproximadamente situada en la que hoy es la calle Granada. Hasta el siglo XVII pertenecieron a esta hermandad los caballeros veinticuatro (hoy diríamos concejales) y miembros de la Realeza, incluso el propio rey Felipe II. Tras el derribo del Convento la Hermandad tuvo que marchar primero a la iglesia de San Alberto, después al Convento de monjas de la Pasión (en calle Sierpes, cerrado en 1868) y otra vez a San Alberto. Tal vez por tantos traslados la hermandad decayó en número de hermanos y dejó de hacer estación de penitencia. Solo desde 1942 renació y comenzó una nueva etapa en la Capilla del Dulce Nombre de Jesús, como veremos en próximos artículos de esta serie.

También en este Convento casa Grande de San Francisco tuvo lugar la fundación, parece que a fines del XVI, de la primitiva Hermandad del Cristo de Burgos y en él tuvo su sede canónica. La Hermandad actual fue refundada en el siglo XIX recogiendo la tradición de ésta y de una hermandad de estudiantes que se titulaba de las Negaciones y Lágrimas de San Pedro.

Es una curiosa coincidencia que los dos Crucificados más antiguos de nuestra actual Semana Santa, de la Vera Cruz y el Cristo de Burgos, pertenecieran a hermandades que radicaron en el convento de San Francisco. ​

Otra de las órdenes religiosas que se instalaron en Sevilla y que tuvieron un papel fundamental para la Corona y para el gobierno de la Ciudad fue la Orden de los mercedarios, que tenía la misión primordial del rescate de cautivos en una época de guerras que se prolongaría hasta el siglo XVII. Las zonas para su asentamiento fueron las cercanías de la Puerta Real o de Goles, siguiendo la costumbre muy entendida de las órdenes religiosas de asentarse en las cercanías de las puertas del recinto amurallado de la Ciudad, intramuros o extramuros del mismo.

Varios de los conventos de la orden de la Merced se instalaron en dicha zona incluyendo conventos femeninos, como fue el de la Asunción en la actual calle Alfonso XII y Plaza del Museo; este convento después de desamortizado en el XIX fue dedicado a viviendas y almacenes. También en ese siglo la iglesia del antiguo convento fue adquirida por la Iglesia Española Reformada episcopal que cambió el nombre por La Ascensión. Los últimos vestigios del convento (lo que quedaba fundamentalmente era la iglesia, de gran interés artístico y diseñada por el gran arquitecto Juan de Oviedo) fueron incomprensiblemente derribados ya avanzado el siglo XX.

 

Antigüo convento de la Asunción de monjas mercedarias, plaza del Museo

Parecida suerte corrió el cercano Colegio de mercedarios de San Laureano, aunque en este caso si nos quedan restos de su iglesia. Este Colegio de San Laureano se fundó, tras la creación en 1588 de la provincia de Andalucía de la Orden de la Merced, como lugar de formación de los miembros de la Orden en Andalucía. Adquirieron la Casa de Hernando Colon junto a la puerta Real en el barrio de los Humeros, que había sido un verdadero palacio (en Sevilla llamamos “Casa” a los palacios) con jardín y huertas pero que tras morir Hernando Colón había quedado en un estado de abandono.

Además los mercedarios llegaron en el año 1600 a un acuerdo de arriendo de la iglesia que había levantado la Hermandad del Santo Entierro, situada junto a la Puerta Real y que por tanto estaba inmediata al Colegio mercedario, iniciándose una larga relación entre la hermandad y la Orden de la Merced. 

Esta Hermandad del Santo Entierro, se había originado a raíz del legado de tradición del “hallazgo de una primitiva efigie del Señor Yacente entre dos paredes de una casa del barrio de los Humeros”, según la web de dicha hermandad, y en el siglo XVI se había unificado con la hermandad de la Virgen de Villaviciosa, trasladada desde el antiguo Hospital del Espíritu Santo (que estuvo en la calle Colcheros, hoy Tetuán).

  

Restos de la iglesia del Colegio mercedario de San Laureano 

El colegio de San Laureano fue cerrado por la invasión francesa de Sevilla, por lo que la Hermandad del Santo Entierro hubo de sufrir varios traslados sucesivos: a San Juan de la Palma, al Convento de la Merced, al Convento de San Pablo el Real, de nuevo a la iglesia del convento de la Merced hasta que este se dedicó a Museo. Reside en la iglesia de San Gregorio desde 1870.

En el siglo XIX y comienzos del XX lo que quedaba de San Laureano se usó como cárcel, almacén y como archivo de protocolos notariales (de 1899 a 1927). Los restos muy modificados del colegio mercedario fueron el “Patio de San Laureano” donde, en la segunda mitad del siglo XX, ​hubo casas de vecindad, bares, tabernas, garajes, talleres y hasta un cine de verano; hoy se han rehabilitado como viviendas.

El otro gran convento mercedario de la zona fue la Casa Grande de la Merced; como hemos dicho, la orden se había asentado en Sevilla a raíz de la conquista y pronto pasaron al lugar que hoy ocupa como Museo de Bellas Artes de Sevilla. Cuando en 1588 se crea la provincia mercedaria de Andalucía el convento pasó a ser considerado Casa Grande y por consiguiente tuvo una gran reforma a comienzos del XVII por el gran arquitecto Juan de Oviedo. Otro gran arquitecto, Leonardo de Figueroa, también intervino ya en el siglo XVIII modificando el claustro mayor.

Afortunadamente nos queda gran parte del extenso convento (Iglesia, claustro principal, el de los Bojes y el del Aljibe, principalmente), aunque el espacio de la sacristía es ahora un patio interior (de las Conchas) y el del noviciado es hoy la Plaza del Museo. En la década de 1940 la antigua portada barroca de acceso a la iglesia del convento se trasladó desde la calle Cepeda y Bailén a la fachada principal.

El edificio del antiguo convento está actualmente acondicionado como Museo de Bellas Artes de Sevilla, siendo uno de los mejores museos de España por su contenido y por radicar en una magnífica e insuperable construcción de primer orden histórico y artístico, además de gran significación para Sevilla.

 

Escalera del Museo de Bellas Artes. Cubierta de la Iglesia. Claustro de los Bojes.

  

Restos muy modificados del colegio mercedario: “Patio de San Laureano”

En 1577, la Hermandad del Cristo de la Expiración y María Santísima de las Aguas fundada dos años antes por el gremio de plateros, tenía su sede en una capilla en el compás del convento de la Merced. Permanece en esta misma capilla, y es conocida como Hermandad del Museo.

La Hermandad de Pasión se funda en 1531 en este convento, y en él permaneció durante varios siglos; en 1578 se le donó como capilla la antigua sala capitular, entonces capilla funeraria particular y en 1789 pasan a una capilla de la Iglesia conventual. La hermandad, a raíz de la invasión francesa, pasó a la iglesia de San Julián donde radicó durante pocos años pues volvió a la Merced, aunque tuvo que abandonarlo definitivamente cuando, tras la Desamortización de 1835, el convento se dedicó a Museo de Bellas Artes. Tras un breve intento de asentarse en San Vicente pasó a San Miguel y de allí, por el desgraciado derribo de dicha parroquia, se trasladaría definitivamente a la Colegial del Salvador.

No muy lejos de esta zona se situaba un convento con gran conexión con la historia de las hermandades de penitencia de Sevilla: el Convento Casa Grande del Carmen, que se levantaba en la calle Baños. Se fundó a mediados del siglo XIV en los terrenos de una de las huertas intramuros que abundaban en época medieval en la zona de San Vicente y San Lorenzo hasta la Barqueta y que en este momento se poblaban con la construcción de casas, algunas de las cuales fueron donadas para erigir el convento. Se ampliaría en el siglo siguiente y sobre todo en el periodo de fines del XVI y comienzos del XVII, cuando el arquitecto Vermondo Resta era maestro mayor de obras del Arzobispado de Sevilla, llagando a ocupar una gran extensión entre las calles Baños, Goles y Pascual de Gayangos. Como tantos otros sufrió las consecuencias de la invasión francesa y de la Desamortización, siendo cerrado y destinado todo el conjunto monástico a usos militares que pervivieron hasta 1978. Fue comprado por el Ayuntamiento, después por la Junta y destinado a sede del Conservatorio Superior de Música y de la Escuela Superior de Arte Dramático.

Claustro y dependencias del antiguo Convento Casa Grande del Carmen 

Varias hermandades sevillanas están directamente relacionadas con el Convento del Carmen. En el año 1540 se fundó en él la Hermandad de la Quinta Angustia que en el siglo XIX después del cierre del convento pasó a San Vicente y definitivamente a la iglesia de la Magdalena, que había sido iglesia del convento de San Pablo. También se fundó en el convento del Carmen la Hermandad de la Virgen de la Cabeza, concretamente en 1561 y en el mismo convento se unió a la de Virgen de los Remedios configurando la Hermandad de las Siete Palabras. También esta Hermandad tuvo que buscar otra sede en el siglo XIX.

La Hermandad de la Soledad, que había sido fundada en Santo Domingo de Silos (que según algunos autores es la actual parroquia de San Benito) y que había pasado por Santiago de la Espada y el hospital de Amor de Dios),  labró una  suntuosa capilla en 1575 en una solar junto a la iglesia del Convento, con magnificas piezas artísticas, algunas de Bernardo Simón de Pineda y de Alonso Cano. Esta capilla fue totalmente destruida por la invasión francesa al dedicarla a cuadra de caballos y la Hermandad hubo de refugiarse en San Miguel, iglesia que fue derribada en 1868 (uno de los derribos de monumentos más desgraciados de los muchos que hubo en Sevilla en el XIX y XX) y definitivamente estableció su sede en la Parroquia de San Lorenzo.

Dentro del patrimonio del Convento figuraba una imagen de Cristo caído que actualmente es titular de la Hermandad de las Penas de San Vicente y se encuentra en la Parroquia del mismo nombre. En la de San Lorenzo se venera la imagen de la Virgen del Carmen del siglo XV realizada en alabastro que fue titular del Convento. Pero otras muchas obras de dicho patrimonio o se perdieron o están fuera de España: por ejemplo, dos lienzos de Velázquez se guardan en la Galería Nacional de Londres.

Yeserías de la bóveda de la iglesia del antiguo Colegio de San Hermenegildo

Muy cercano a este convento se levantó en el siglo XVI una de las casas que los jesuitas tuvieron en nuestra ciudad: el Colegio de San Hermenegildo, fundado en 1580 fue clausurado con la expulsión de los jesuitas en 1767 y terminó siendo Cuartel de Artillería hasta que acabó totalmente demolido desde 1958, a excepción de su iglesia levantada desde 1614 y con intervención de Herrera el Viejo en sus yeserías. Dispone de una planta oval, lo que posibilitó su uso como sede parlamentaria durante unos meses de 1823 en el Trienio Liberal, posteriormente fue sede del Parlamento de Andalucía entre 1985 y 1992. Hoy se encuentra cerrada y sin uso. 

Esta iglesia fue acomodo provisional de la Hermandad de Pasión, que en el año 2003 trasladó sus imágenes para realizar desde allí la estación de penitencia por el  cierre del templo del Salvador. Se abrió una nueva puerta de dimensiones suficientes para la salida y entrada de los pasos, por la calle Jesús del Gran Poder, que se añadió a la que se había construido años atrás en la nueva Plaza de la Concordia después del derribo del antiguo Colegio. 

En este apartado de antiguas iglesias de conventos hoy sin culto vamos a incluir la del desaparecido convento de San Basilio, simplemente por el hecho de que no corresponde al culto católico pues pertenece a la Iglesia Española Reformada episcopal desde 1871. Su primer Ministro fue el Rvdo. Francisco Palomares García, maestro, médico e inventor del famoso en la época, “Jarabe Protestante” administrado para la Tos Ferina. También fueron durante un tiempo propiedad de la  Iglesia Española Reformada episcopal la Capilla de los Marineros de la calle Pureza y, como ya hemos visto, la iglesia del antiguo convento de La Asunción.

Entrada a una antigua fábrica instalada en el convento de san Basilio

Escultura yacente de Nicolao Triarchi, hoy en los fondos del Museo Arqueológico 

El desaparecido convento de San Basilio ocupaba el solar donde hoy se encuentra la actual iglesia reformada episcopal. Este convento se había fundado en el siglo XVI gracias al patronazgo de Nicolao Triarchi, comerciante griego enriquecido en Indias; como otros muchos que hemos visto y veremos en estos artículos, las dependencias conventuales sufrieron las consecuencias de la invasión francesa y de la Desamortización de 1835. Se destinaron a viviendas y fábricas (de una de madera aun se conserva su pórtico) y finalmente se demolieron para levantar bloques de viviendas. Por otra parte, la iglesia siguió con culto pero fue cerrada por la revolución llamada Gloriosa en 1868; poseía un retablo Mayor, cuyas pinturas realizadas por Francisco Herrera el Viejo se conservan en el Museo de Bellas Artes de Sevilla.

La iglesia de San Basilio fue sede de la Hermandad de la Cena desde 1621, cuando estaba ya unida a la Hermandad del Cristo de la Humildad y Paciencia. Permaneció en la iglesia del convento excepto en la época de la invasión francesa y entre 1845 y 1849, cuando estuvo en el convento de Belén para restaurar San Basilio, aunque sería definitivamente expulsada en 1868. Pasó a la Parroquia de Omnium Sanctorum hasta 1936, cuando se trasladó a la iglesia de Los Terceros, donde permanece tras pasar unos años en la iglesia de la Misericordia.

También en San Basilio radicó desde 1653, en una capilla propia, la Hermandad de la Sagrada Lanzada, que permaneció en este convento hasta que en 1818 se trasladó al Convento de San Francisco de Paula. Volvió brevemente a San Basilio pero en 1851 se trasladó al convento carmelita del Santo Ángel hasta 1916. Tras estar provisionalmente en la iglesia de San Gregorio en 1932 pasa a la iglesia de San Martín, donde tiene actualmente su sede.

En los años finales del siglo XVI la Hermandad de la Esperanza Macarena se fundó en este convento de San Basilio, realizando su primera estación como hermandad de penitencia en 1624 y pasando a tener su sede en 1653 en la Parroquia de San Gil. Después de 1936 tuvo que permanecer un tiempo en la Iglesia de la Anunciación y establecerá su sede definitiva en la actual Basílica en 1949.

 

(continuará… y gracias por vuestra paciencia) 

 

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(continuará… y gracias por vuestra paciencia) 

Reyes Pro Jiménez
Historiadora y bibliotecaria










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