Arte Sacro
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Carta del hermano mayor de El Carmen tras el pasado Miércoles Santo


Arte Sacro. El hermano mayor de la Hermandad de El Carmen ha dirigido una carta a todos sus hermanos explicando los acontecimientos de pasado Miércoles Santo:

carmen

Queridos/as hermanos/as:

Un pronóstico meteorológico de última hora, recibido durante la celebración del cabildo de oficiales que preparaba ya el culto sustitutivo de la Estación de Penitencia, augurando un retraso en la hora anunciada para la llegada del frente de lluvias así como que las lloviznas débiles no llegarían a la ciudad sino que se quedarían en la sierra, propició que el cabildo de oficiales, por mayoría de sus miembros, tomase la decisión de realizar la Estación de Penitencia a la Santa Iglesia Catedral entendiendo honestamente que esta se podría llevar a cabo, con la dignidad y el decoro suficiente, sin mayor contrariedad que la de incrementar notablemente el ritmo de la cofradía a su regreso.

No cabe duda de que a la postre y habida cuenta de lo acontecido, la decisión se demostró errónea, como también pudieron serlo las que se tomaron una vez nos encontramos en la calle, si bien el propósito claro no podría ser otro que el de regresar al templo y no permanecer en la catedral por un plazo incierto. No caben excusas, pues cuando nos equivocamos solo cabe pedir perdón ante quienes uno principalmente se debe, sus hermanos; y esto, con humildad, es lo que hago en mi propio nombre y en el de la Junta de Gobierno, a la que tanto le agradezco su trabajo y el apoyo incondicional prestado en todo momento.

Habrá tiempo de analizar los condicionantes y circunstancias que en el momento se dieron con el claro propósito de evitar a futuro una toma de decisión que por arriesgada, pudiera, como en el caso, resultar manifiestamente desacertada.

Dicho esto, solo puede agradecer y sentirme verdaderamente orgulloso de vuestra actitud y comportamiento ejemplar que, pese a la tremenda adversidad, tuvisteis durante la Estación de Penitencia. El sacrificio fue mayúsculo por parte de todos y merece ser reconocido y agradecido, sin que quiera olvidarme de nadie. Desde nuestro cuerpo de nazarenos, enormemente comprometido pese a su juventud, que siguieron con compostura y obediencia todas las indicaciones; los pequeños monaguillos y sus padres, ejemplares; los auxiliares, diputados, fiscales, y equipo de gobierno de la cofradía, que se afanaron, encabezados por el Diputado Mayor de Gobierno, para que el discurrir de la cofradía fuese el mejor posible pese la adversidad, realizando un trabajo ímprobo; los acólitos y su dedicación, encomiable; costaleros y capataces, sometidos a un durísimo esfuerzo que supieron solventar de manera extraordinaria gracias a la preparación y experiencia que aquilatan; personal sanitario y equipo de comunicación, esforzados en su labor; nuestros hermanos sacerdotes y nuestro director espiritual, atentos en el servicio a prestar; nuestras queridísimas bandas, Pasión de Linares y La Soledad de Cantillana, cuyos músicos demostraron además de una exquisita profesionalidad, un enorme cariño a la Hermandad, escoltas de la Guardia Civil y funcionarios del CNP, que nos auxiliaron en cuanto fue preciso y, por supuesto, las representaciones que nos acompañaron, del llustre Colegio de Procuradores de Sevilla, del Excmo. Ayuntamiento de San Fernando, Carmelitas del Buen Suceso, Liga Naval, Reservistas Españoles y, como no, de la Armada Española, siempre junto a la Virgen del Carmen hasta el último momento. A todos, sinceras disculpas y sentido agradecimiento, de corazón.

Afortunadamente, no cabe lamentar ningún daño patrimonial, ni en lo que atañe a nuestros Amantísimos Titulares, sometidos a un riguroso examen por expertos a la entrada de la cofradía, ni en lo que se refiere a imágenes secundarias, pasos procesionales, insignias, etc. Nada ha sufrido daño alguno.

Fue la Estación de Penitencia más dura de nuestra joven historia, en la que ofrecimos nuestro testimonio público de fe pese a que no fuese en las circunstancias que todos hubiésemos deseado. Lo lamento enormemente y os vuelvo a pedir disculpas.

Con el mismo afecto que muchísimos de vosotros me habéis hecho llegar en estas duras horas, recibid un fraternal abrazo en el amor al Señor de la Paz y a la Virgen del Carmen.

Siempre marrón y blanco.

José María Ferrero Dorado

Hermano Mayor

Foto: Juan Alberto García Acevedo.










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