El convento de las Mínimas de Triana vuelve a abrir su iglesia para la veneración de la Virgen del Tránsito de Montes de Oca
Salvador Guijo Pérez. Como el pasado 15 de agosto las religiosas mínimas del convento de Nuestra Señora de Consolación de Triana celebrarán los cultos dedicados por la fiesta de la Asunción de la Virgen, a una de sus grandes devociones, Nuestra Señora del Tránsito. Esta volverá a exponerse por cuarto año consecutivo de manera excepcional para la veneración de los fieles desde el día 15 de agosto y toda su octava en horario de 11,30 a 13 y de 18,30 a 20,15 horas. El día 15 de agosto de manera especial se podrá contemplar tras la finalización de la misa que será a las 10,30 horas. Los fieles podrán contemplar esta magnífica imagen que atribuimos, al afamado escultor José Montes de Oca, habitualmente ubicada en la clausura del cenobio. Este año comparte el color rojo en su terno con la patrona de la ciudad.
En el coro bajo del cenobio una talla en madera que representa la iconografía del tránsito de la Virgen, como estado previo de su Asunción a los cielos en cuerpo y alma. La imagen tallada por Montes de Oca muestra el último momento terrenal de la Virgen María siendo de tamaño natural. Esta se ejecuta a partir de un armazón de madera siendo naturalizados los pies, los brazos tallados desde los codos hasta las manos y el busto de la cabeza. El cuerpo de la Virgen, vestido con ricos ropajes y orfebrería, se representa con los ojos cerrados y las manos unidas sobre el pecho sin entrelazar, salvo los dedos pulgares. Esta descansa sobre un sencillo lecho funerario, una cama cubierta por una sábana de ricos bordados, así como las almohadas sobre las que apoya su cabeza. Dispuesto de forma paralela a los ojos de las religiosas, el túmulo se encuentra en el muro de la Epístola del coro, dentro de una gran hornacina de escaso mérito, formando parte de la construcción.
El cuerpo inerte de la Virgen vuelve a mostrar la belleza formal del artista, siguiendo los parámetros del escultor, destacando por su similitud con la Virgen Comendadora del convento de San José. Sobresale la cuidada anatomía de la imagen interpretada bellamente con criterios naturalistas. El rostro guarda un notable parecido con la Dolorosa de Villanueva del Ariscal, el ceño relajado y sin fruncir muestra a una mujer que duerme plácidamente, con los ojos y la boca cerrada, mostrando el característico hoyuelo de la barbilla. El tratamiento del cuello, como en todas sus Dolorosas, y el tallado de las orejas evocan las obras de su taller. Los rasgos tipológicos remiten al estilo del autor, de manera preminente, las manos de delicada talla y elegante traza, ofrecen un modelado blando y carnoso, muy en la línea de Montes de Oca. Desgraciadamente, la obra queda completamente descontextualizada por los repintes sobre la policromía original que desvirtúan la elegancia de la pieza. La imagen posee una cama del Novecientos, donde esta recibe culto el día de su solemnidad, el 15 de agosto, siendo de rica factura ejecutada en madera decorada con oro fino y marmoleada en tonos grises.
A pesar de no contar con la correspondiente documentación que acredite la autoría de las obras, razones estéticas, estilísticas, iconográficas y técnicas en comparación con la producción documentada del autor, nos permitieron adscribir, con poco margen para el error, la hechura del conjunto de estas cinco obras al estilo del escultor José Montes de Oca.
Fotos: Salvador Guijo Pérez.