El Papa bendice el "matrimonio indisoluble entre hombre y mujer". Carmen Gavira/Abigail Campos. Diario de Sevilla.
El Papa Benedicto XVI aprovechó la misa conclusiva del V Encuentro Mundial de las Familias que le ha traído a Valencia para defender, como hiciera el día anterior, el valor de la familia tradicional, pero este domingo fue un paso más allá y recalcó por dos veces que ésta no es otra que la formada por "el matrimonio indisoluble entre un hombre y una mujer". Ante un millón y medio de personas, según la organización, Benedicto XVI hizo también un llamamiento a los padres como parte esencial en la transmisión de la fe a sus hijos y destacó que la educación cristiana es "educación de la libertad y para la libertad".
Con puntualidad germánica –propia del Pontífice, natural de Baviera– y tras ser saludado por el Rey, a las 9.30 daba comienzo la misa poco después de su llegada en papamóvil, aclamado por centenares de miles de peregrinos apostados en las calles del recorrido desde el Palacio Arzobispal hasta la Ciudad de las Artes y las Ciencias.
La familia, "fundada en el matrimonio indisoluble entre un hombre y una mujer", destacó el Papa durante la misa, "es el ámbito donde el hombre puede nacer con dignidad, crecer y desarrollarse de un modo integral", dijo poco después de empezar. Más adelante retomó esta idea para afirmar que ese matrimonio es "el origen de la familia", por lo que advirtió que reconocer y ayudar a esta institución "es uno de los mayores servicios que se pueden prestar hoy día al bien común y al verdadero desarrollo de los hombres y de las sociedades", así como la mejor garantía "para asegurar la dignidad, la igualdad y la verdadera libertad de la persona humana".
Afirmó también que en el origen del ser humano, no existe el azar, sino "un proyecto de Dios". Vestido con la casulla verde y el báculo papal, Benedicto XVI recordó que los testimonios bíblicos especifican que la familia no comprende sólo a padres e hijos, sino también a abuelos y antepasados, y por ello es la garante "de un patrimonio de tradiciones". En este sentido, el Obispo de Roma hizo un llamamiento a los padres en una educación cristiana que es "de la libertad y para la libertad".
"La familia cristiana transmite la fe cuando los padres enseñan a los hijos a rezar y rezan con ellos; cuando los acercan a los sacramentos y los van introduciendo en la vida de la Iglesia; cuando todos se reúnen para leer la Biblia", proclamó. Frente a esa actitud lanzó una crítica contra la cultura actual, en la que a su juicio "se exalta muy a menudo la libertad del individuo concebido como sujeto autónomo, como si se hiciera él sólo y se bastara a sí mismo". El Papa advirtió que se intenta organizar la vida social "sin referencia a un verdad objetiva previa como son la dignidad de cada ser humano y sus derechos y deberes inalienables a cuyo servicio debe ponerse todo grupo social".
Bajo un intenso calor por un sol implacable, el adjetivo que mejor definiría la homilía podría ser "espectacular" desde el punto de vista de su puesta en escena. En el escenario de 2.700 metros cuadrados concelebraron con el Papa cuarenta cardenales, 450 obispos y 3.000 sacerdotes. El Pontífice estuvo atendido en la celebración por dos diáconos, el brasileño Welter Luiz (en el Evangelio) y el valenciano Miguel Mateu (en el altar). Como maestro de ceremonias intervino el cardenal Piero Marini, que también realizaba este papel con Juan Pablo II.
El altar, presidido por el icono de la Sagrada Familia, pintado por Kiko Arguello, se decoró con más de 6.000 flores con los colores de la bandera vaticana y, a pocos metros, se habilitó un espacio reservado para la Familia Real española, así como una tribuna de autoridades, familias y coros.
"Sed, convertíos es lo que sois; eso mismo pidió el llorado Juan Pablo II y por eso estamos hoy aquí y por Benedicto XVI", fueron las palabras que pronunció el presidente del Consejo Pontificio para la Familia, Adolfo López Trujillo, al comienzo de la misa. Más de 500 cardenales, 450 obispos y 3.000 sacerdotes llegados de los cinco continentes participaron en la ceremonia, el evento más esperado del EMF. El ministro de Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, y el ministro de Justicia, Luis Fernando López Aguilar, junto con las autoridades valencianas, acompañaban al Papa alemán en la ceremonia.
"El amor es la única verdad capaz de salvar al mundo y al hombre", reivindicó López Trujillo, un mensaje "que hay que transmitir a los jóvenes", anunció. "El EMF perdura en el tiempo y amplía el misterio de la Iglesia sobre la sexualidad, la verdad del matrimonio y la familia", dijo el presidente del Consejo Pontificio de la Familia, quién agradeció al Santo Padre el haber asistido a Valencia.
Benedicto XVI dio "gracias al Señor por la inmensa alegría que sentía al poder presidir el V EMF", e igualmente agradeció la asistencia de todos los allí congregados.
Pasadas las once y media de la mañana, la ceremonia terminó y el Papa se despidió de Valencia, capital de las familias cristianas y de todos los peregrinos que, a pesar del cansancio y del calor, estuvieron presentes en lo que fue el momento culmen de la primera visita del Santo Padre a España.