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Pasión Isidoriana en busca del Santo Padre. Javier Rámos Sáez


 Durante los días comprendidos entre el 7 al 9 de julio, la Hermandad Sacramental de San Isidoro, junto con la participación de hermanos de la Archicofradía Sacramental de Pasión, fueron embarcados en el viaje de la ilusión y esperanza de ver al Santo Padre que se encontraba en Valencia con motivo del V Encuentro Mundial de las Familias que se celebraba en Valencia.

Benedicto XVI aboga por la afirmación de la familia, de la que dijo que es una “institución insustituible”, cuya supervivencia no admite relativismos.

Irradiando simpatía y honestidad, el Santo Padre dejó una huella imborrable en el corazón de los miles de cristianos que fueron a su encuentro. Dejando una huella dogmática en sus discursos -como siempre- junto con su formación filosófica hicieron de su discurso una conjunción especial de maestría y belleza al servicio, siempre modesto, del pueblo cristiano.

Allí estaban embarcados una prole de jóvenes y adultos, que todos en comunión, pasaron unos días de esos que se quedan marcados en el recuerdo. Aunque hubiera algún contratiempo que otro, todo salió a la perfección porque ver al Santo Padre no tiene medida, se nos escapa de lo entitativo y pasa a un lado místico, trascendental y ontológico. Su presencia nos hacía más fuertes y sus palabras eran aliento en nuestro corazón como si lanzase una fecha de dogma y fe y nos hiriera en nuestras entrañas. Su discurso fue una continuación con lo que ya expuso en su encíclica Deus charitas est.

El amor, la fusión del eros y el ágape, es la base del matrimonio en el cual se fomenta la institución milenaria del matrimonio. El eros, la philia y la charitas son el denominador común del verdadero amor a la persona y de la verdadera fomentación de la familia. Y por familia concebimos la unión indisoluble del hombre y la mujer, como partícipes del amor hecho carne por medio de la procreación y  la supervivencia de la humanidad.

Se habló sobre la tendencia del hombre a ser como Dios, y no por el hecho de ser hombres sino por el hecho de crear vida por medio del amor, nos encontramos más cerca de Cristo. En definitiva, todo el cristianismo también formamos una familia fruto del Amor de Dios y de Nuestra Santa Madre la Virgen María.

Gracias a la Hermandad de San Isidoro por organizar este encuentro con el Santo Padre, especialmente a David Rubio, Consiliario de Juventud, y también a parte de la Junta que fue con nosotros y a todos los jóvenes en general.

Fotos: V Encuentro Mundial de las Familias (Javier Ramos Sáez)









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