Santa Ana y la Virgen: Devoción viva en el corazón de Triana
Arte Sacro. Con la solemnidad que caracteriza al histórico templo de Santa Ana, Triana se viste de fiesta durante los días que rodean el 26 de julio, festividad litúrgica de Santa Ana, abuela del Salvador. La parroquia que lleva su nombre, erigida por mandato de Alfonso X el Sabio en el siglo XIII, vuelve a convertirse en epicentro de fe y tradición sevillana.
Durante los cultos, presiden el retablo mayor las santas Justa y Rufina, patronas de Sevilla y protectoras de la cerámica trianera. Su presencia, un guiño a las raíces populares y al martirio valiente, enmarca el espíritu comunitario del barrio.
Por su parte, la imagen de Santa Ana con la Virgen María y el Niño Jesús, en su disposición especial, se ubica en el presbiterio. Esta talla, rica en ternura y simbolismo catequético, muestra a la madre de la Virgen con una rama de azucenas, mientras la Virgen María sostiene al Niño Jesús en su brazo izquierdo, en una escena que ha conquistado el corazón de generaciones de trianeros. Restaurada con esmero en varias ocasiones, mantiene intacta su fuerza evocadora.
Durante estos días, el templo multiplica sus horarios litúrgicos para acoger a los numerosos fieles que acuden a rendir homenaje a la patrona de los abuelos. Tras la novena, celebrada con predicación diaria a cargo de distintos sacerdotes vinculados a la feligresía, tiene lugar la misa solemne el día 26, que culmina con la procesión claustral del Santísimo Sacramento por las naves del templo, acompañada de cantos y aromas de incienso.
No falta el tradicional besamanos de la imagen, en el que los fieles depositan sus peticiones con la esperanza confiada de que Santa Ana interceda por ellos. En paralelo, se celebran actividades culturales y catequéticas en el entorno parroquial: charlas sobre la figura de la santa, talleres para niños y momentos de convivencia que reafirman el carácter comunitario de esta devoción.
La Iglesia de Santa Ana no solo conserva uno de los patrimonios más singulares de Triana, sino que se convierte, estos días, en refugio espiritual donde se palpa la herencia de la fe transmitida de generación en generación. Como dice el refrán trianero: “Donde está Santa Ana, está el corazón de Triana”.
Fotos: Fco Javier Montiel