Paseo Lírico por las calles de Sevilla. Juan Manuel Labrador (V)
IX. Santa María la Blanca y San Bartolomé
Llegamos a otro punto emblemático de nuestra simpar Sevilla, siendo concretamente uno de los rincones más bellos y netamente sevillanos que podamos descubrir en nuestro paseo, y digo bien, descubrir, puesto que en este lugar, todo es un hermoso secreto por hallar…
La Puerta de la Carne
tiene un secreto
que sus vecinos guardan
con gran esmero.
No cabe duda
que sus hermosas calles
serán mi musa.
Hoy se esconde el amor
de nuestra vida
en este añejo barrio
y sus esquinas.
La lentitud
va deteniendo el tiempo
y su virtud.
Los suspiros del alma
dejan serena
la atmósfera silente
que nos sosiega.
Brota la calma
en este bello barrio
que nos aguarda.
La calle San José
mantiene unidos
a esos templos de Dios
siempre benditos.
La fe divina
al buen cristiano alienta
y lo reaviva.
Calles largas y estrechas,
Santa María
la Blanca tan barroca,
y tan antigua.
Su luz eterna
le muestra al sevillano
la paz perpetua.
Vías resplandecientes
de ascua dorada
a San Nicolás llevan
cada mañana.
Ved esa calle
de Muñoz y Pabón
que corta el aire.
Y por Conde de Ibarra,
las Mercedarias
nos dan los buenos días
con sus miradas.
Y desde Vidrio
llegaremos a Céspedes,
que es el delirio.
San Bartolomé está
abierta al culto
de mi rezo devoto,
sincero y mudo.
Y en Jesucristo
se encuentra ese secreto
visto y no visto.
Ahí está el misterio
de esta gran zona,
pues allí vive Dios
a cualquier hora.
Hermosos templos
que son para Sevilla
todo un ejemplo.
Fotos: Francisco Santiago