El Santo Ángel acogió de nuevo el rosario vespertino de la Virgen de la Salud ante la amenaza de lluvia
Fco Javier Montiel. La Agrupación del Santísimo Cristo de los Desamparados tenía previsto celebrar el pasado sábado 15 de noviembre el rosario vespertino de María Santísima de la Salud por las calles del centro de Sevilla, realizando su salida desde la iglesia Conventual del Santo Ángel para dirigirse hacia la iglesia de la Paz, regentada por los Hermanos de San Juan de Dios en la Plaza del Salvador. El acto se enmarcaba, como es habitual, dentro de la colaboración caritativa que mantiene la Agrupación con la citada Orden hospitalaria.
Sin embargo, la lluvia volvió a condicionar la celebración. Por segundo año consecutivo, por culta de las precipitaciones se volvió a suspender el culto externo y se celebró el rezo en el interior del propio templo carmelita. La corporación comunicó la decisión pocas horas antes, priorizando la seguridad de la imagen y de los fieles.






La dolorosa, atribuida al reconocido imaginero Juan de Astorga, se encontraba ya dispuesta en su parihuela, adornada con el exorno floral preparado por El Olivo. La Virgen lució los candeleros cedidos por la Hermandad de la Macarena y los tradicionales ramos de flores de talco del siglo XVIII, piezas singulares de su ajuar que aportaron un carácter aún más solemne al acto.






El rosario comenzó puntualmente a las 18:00 horas, desarrollándose por las naves laterales del Santo Ángel en un ambiente de íntimo recogimiento. Numerosos devotos acompañaron a la imagen, cuyo avance pausado por el interior del templo generó momentos de especial belleza y silencio orante.










Pese al cambio obligado por las condiciones meteorológicas, la Agrupación logró mantener viva una cita que se va consolidando en el calendario devocional de la corporación. La repetición del traslado al interior por segundo año consecutivo puso de manifiesto la fragilidad de los actos externos en esta época del año, pero también la capacidad de la entidad para adaptar la celebración sin perder el sentido espiritual del rosario.
Fotos: Fco Javier Montiel
