Los niños toman la calle en su cita con la ilusión. Diario de Sevilla.
La ciudad está ya impaciente por la inminente llegada de Sus Majestades los Reyes Magos de Oriente. El único trámite pendiente, el de recoger las llaves de las casas de los niños de esta ciudad para repartir ilusión y presentes, se superó en la tarde de ayer. Fue el representante los Reyes Magos, el Heraldo, el encargado de pedir la venia al alcalde de Sevilla, Alfredo Sánchez Monteseirín. Esto ocurrió a las siete de la tarde, una hora después de que el cortejo abandonara la sede del Ateneo hispalense. Una multitud de sevillanos lo acompañó en todo su recorrido por las calles del centro de la ciudad.
El entorno de la calle Orfila, Martín Villa y la Campana recibía a los primeros asistentes casi una hora antes de la salida del Heraldo y sus acompañantes. Mientras, la banda de música de la Corona de Espinas amenizaba a los presentes la larga espera con el habitual repertorio de canciones pegadizas. Varios centenares de niños aguardaban nerviosos portando, bien agarradas, las cartas con su lista de peticiones para Sus Majestades. A las seis en punto de la tarde, eran los beduinos, a caballo y a pie, portando el palanquín, la especie de carretilla donde los niños introducían sus cartas, quienes pisaban la calle para deleite del público asistente.
La salida del vistoso cortejo y el sonido de los tambores hacía que la emoción de muchos niños se trocara en llanto en los más pequeños ante la cercanía de los beduinos. Tras los beduinos y antes del Heraldo, de verde y oro, al que acompañaban sus dos escoltas y que no dejaba de recoger cartas de los pequeños, marchaban a pie los Reyes Melchor y Gaspar de la cabalgata del Ateneo. María Remedios Suárez, acompañada por su madre y su abuela, enseñaba orgullosa a todos los que encontraba a su paso el cuaderno de recortables de los Lunnis que un beduino le había entregado. Tras llegar a La Campana, el cortejo tomaba la calle Tetuán en dirección al Ayuntamiento.
La presencia de público, muy abundante en todo el recorrido, ha sido mayor que la del año pasado debido, sobre todo, a la peatonalización de la Plaza Nueva. Según fuentes del Cecop acompañaron al Heraldo unas 8.000 personas.
Era precisamente la Plaza Nueva el punto donde se acumulaba más gente. Las esculturas de Mitoraj se convertían en improvisados miradores para los niños que querían disfrutar de una mejor vista de lo que acontecía en los alrededores del Ayuntamiento. A las siete menos cuarto, el alcalde de la ciudad, Alfredo Sánchez Monteseirín, recibía al Heraldo para entregarle las llaves de las casas de todos los niños sevillanos.
El encargado de encarnar al Heraldo este año ha sido Manuel Ibáñez Noriega, propietario de la sastrería Ibáñez, comercio situado en la calle Asunción. Tras concluir el acto en el Ayuntamiento, el cortejo del Heraldo tomó, en su recorrido de vuelta al Ateneo, las calles Granada, Sierpes, la plaza de La Campana, Martín Villa y Orfila. Es el preludio a la cabalgata del Ateneo hispalense, que saldrá mañana a las 16.45 horas de las antiguas cocheras de TUSSAM de Felipe II, para concluir en la Buhaira a las 21.30.