Jarrones chinos con patas. José Cretario. ABC Sevilla
AÚN existen dudas sobre quién acuñó la expresión para definir al hermano mayor que dejaba de serlo y que nadie sabía donde colocarlo; si fue Rafael Medina Cabral o José de Rueda. El caso es que la fortuna del enunciado permitió su rápida popularización. Un jarrón chino no es una especie mala en si misma. El peligro llega cuando el jarrón, aburrido de serlo, se convierte en termomix o en una modesta batidora. El caso que nos ocupa puede servir como sinécdoque de casos que no dejan de ocurrir. El día 21 de diciembre se reunió en San Esteban el cabildo general de cultos de la hermandad, un mero trámite para informar sobre quinarios y besapies. El ambiente creado en la cofradía a raíz de la sustitución de los capataces derivó en una especie de revuelta en la que pareció emerger como capitán el honorable Julián López, jarrón chino de San Esteban. No sólo se rechazó en primera instancia el calendario de cultos sino que se llegaron a hacer algunas propuestas tan cercanas al esperpento que hasta Manuel Román, presidente del Consejo, hermano de la cofradía y jarrón chino de la misma, se tuvo que levantar y pedir la palabra para protestar por la deriva que iba tomando la reunión. Una de esas propuestas, formulada por Julián López, era la de crear un comité que asumiera la responsabilidad de aprobar el itinerario y los horarios del cortejo despojando a la junta de esta potestad tras el caos del pasado Martes Santo. Es de suponer que ese comité sería también el que negociara con el resto de la jornada el orden de la nómina y los cambios que pudieran operar en la misma. Como se ve, una especie de golpe de mano además de una auténtica locura. ¿En aras de qué? Pues sólo queda pensar que en aras de la desestabilización interna o de debilitar más aún la posición de San Esteban en el concurso de las cofradías del Martes Santo ahora que se producen los primeros sondeos para buscar un nuevo acuerdo. Un ex hermano mayor, un jarrón chino, es también un patrimonio de la cofradía, cuando asume su papel, si se quiere institucional, de sostener el entramado corporativo de la cofradía. Pero cuando en lugar de columnas se convierten en cariátides... malo. Muy malo
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