La revolución de las costaleras. Juan Miguel Vega. El Mundo Andalucía
Arte Sacro. En la sección del compañero Juan Miguel Vega 'Intramuros' en el periódico El Mundo del día de hoy, se hace referencia al tema de las costaleras que estoy día este portal cofradiero está sacando a la luz pública. A continuación pueden conocer la parte que dedica a las mujeres que se están acercando estos días a las diferentes ´'igualá'.
Desde la Encamación, a lo lejos se atisbaba una bulla de gente; algo estaba «entrando en Campana» y no era precisamente una cofradía -lo cual tampoco habría sido extraño pues, aunque las fechas no parecen muy propicias, en opinión de los cofrades de ahora todas las fechas son propicias para «poner un paso en la calle»-. Preguntado un probo agente del orden; un municipal, o sea, respecto al origen del barullo, el guindilla lo aclaró de este escueto modo: «Es la manifestación del Porro». En efecto, allí iba, envuelta en una niebla del Ketama, la izquierda redentora convertida en progresía despelucada, merced a una devaluación similar a la experimentada por el mundillo cofradiero, trocado a su vez en la primera pandilla sacapasos'. Meditar sobre las propuestas revolucionarías' de esa grey da un poquito de escalofrío: legalización del porro y de lo que haga falta, venta de jaco y farlopa en los estancos; pastilla 'del día después' gratis, para que el amor libre triunfe sin que las nenas deban cargar con consecuencias a las que deben cambiarse los pañales; botellón subvencionado y disciplina cero en el colegio, donde se podrá pasar de curso sin aprobar ni una. «Miedo me da», que diría el delegado de las hermandades de visperas, Fermín Vázquez, imaginar un país organizado en ese plan. Los del porro, empero, son en realidad unos carcas comparados con los capillitas. Sus revoluciones, además, se quedan siempre en el esbozo teórico de las proclamas entonadas en una manifa, mientras que los capillitas, si pergeñan una revolución, la ponen en marcha. Como la que en estos días acontece; una revolución, por llamarla en ténninos actuales, de género'. Según informa Artesacro, la otra noche se presentaron diez muchachas a la ígualá de una hermandad de penitencia, cinco de
ellas -y ésta es la noticia- pasaron la criba. No descarten por eso que este año veamos en Semana Santa la primera costalera de la historia.
De momento, estamos ante una anécdota, revolucionaria pero anécdota, pero ya queda menos para instaurar las cuadrillas paritarias y las trabajaderas-cremallera; y también para asistir a la boda de una patera y su fijador que hallaron el amor revirando en una esquina cualquiera. Vaya filón que se abre para futuros pregoneros. Miedo me da, que diría Fermín Vázquez.
Para un marco
Esta vez ha habido suerte con los carteles de las fiestas primaverales; si hace unos días ya elogiábamos el realizado por Isabel Sola para el Consejo de Cofradías anunciando, de un modo bellísimo, la Semana Santa de 2007, hoy toca referirse al cartel de Fiestas Mayores, pintado por Manuel Arcenegui. El artista ha cogido por los cuernos el toro del tópico (algún tipo de complejo mueve a ciertos sevillanos, justo quienes se tienen por más cultos, a reducir a la condición de tópicos cosas que antes que nada son símbolos) y ha puesto en medio de su cartel un pedazo de Giralda, lo cual hace a todo el mundo saber de inmediato de qué va la cosa. Luego, ha envuelto la torre mayor en uno de sus característicos ambientes oníricos -a través de los que tantas veces pintó Venecia- para componer una estampa de calidad que cumple absolutamente la misión para la que ha sido concebida.