Historia. La otra hermandad de Santa Lucía en Sevilla
Francisco Santiago. Resulta curioso como la historia, a veces se nos presenta de las formas más insospechadas, como me ocurrió visitando la restaurada Capilla del Dulce Nombre de Jesús de la Vera+Cruz.
En una de las vistas a la parte alta del templo, me llamo poderosamente la atención una imagen que se asomaba tras la reja de la Sala Capitular de la Corporación del Lunes Santo y que no llegaba a reconocer. Puesto en contacto con el amigo Antonio López, archivero de la Vera+Cruz, me puso en antecedentes del origen de aquella imagen.
En 1942, cuando la Hermandad de la Vera Cruz se va a la Capilla del Dulce Nombre de Jesús, el Altar Mayor estaba presidido por una gran imagen de Santa Lucía, perteneciente a una Hermandad de la propia Organización Nacional de Ciegos (ONCE). De hecho el Cristo se tuvo que instalar en uno de los retablos laterales.
Según nos comentó Antonio, esa hermandad daba culto a Santa Lucía y era muy venerada en la feligresía de San Vicente. Debió de ser a finales de la década de los 60 del siglo XX, cuando la ONCE traslada sus instalaciones a la calle Cardenal Cisneros, llevándose consigo a la gran Santa Lucía que presidía el Altar.
La Hermandad de la Vera Cruz siguió colaborando con esta Hermandad, instalándole los altares de culto en su nueva capilla y colaborando con cera. También se daba el caso que muchos devotos seguían yendo a la Capilla del Dulce Nombre en busca de Santa Lucía, con lo cual la propia Hermandad de La Vera Cruz puso una talla de la Santa de menor proporción al culto.
Esta imagen debía ser en sus orígenes un San Juan, que fue restaurado para convertirse en Santa Lucía, siendo restaurado posteriormente por el “muy polémico” Manuel Tobaja, que se hizo famoso por ejercer de falso cura en Puerto Rico.
Era tal la vinculación entre las hermandades de Santa Lucía y de la Vera Cruz, que en las décadas de los 50 y 60, representantes de la organización de ciegos participaban en el Cortejo de la Vera+Cruz, yendo del brazo de un nazareno-lazarillo y otro invidente que ejercía de maniguetero.
Cuando la Organización se fue a su nueva sede de La Resolana, se perdió toda relación entre las hermandades, pasando la Santa Lucía a la Sala Capitular Corporativa, que es donde fue captada por la cámara y desconociéndose el paradero de la que presidió en su momento el altar de la capilla del Dulce Nombre de Jesus.
Fotos: Francisco Santiago