Opinión. Los Gitanos: más de 250 años de supervivencia
Francisco Santiago. Llevo cerca de una década hablando de cofradías (como diría el maestro Garrido Bustamante) y en todo este tiempo la historia ha ido poco a poco a peor. Hubo un leve retazo de recuperación, que provenía directamente desde el mercado de San Gonzalo, pero todo quedo en un intento.
No ha sido fácil la historia de esta hermandad tan ligada al mundo de la raza calé. Ha sido un continuo éxodo que comenzó en Triana, sufrió en San Román y se acomodó en las cercanías del ex convento del Valle, bajo la protección de la Casa de Alba.
Pero la actual historia podría compararse al caminar del cangrejo, pasos hacia atrás que demuestran que hace falta mucho más que títulos nobiliarios, mucho más que experiencia en los cargos y, sobre todo, mucha más HERMANDAD (con mayúsculas) que son el grupo de personas que la forman.
Esta corporación de la Madrugá sevillana, con dos de los titulares con más eco y señorío de Sevilla, incluso ha sido una de las causas por la cual este año no hubo Corpus en San Román, por sus discrepancias en el pasado 2006 con las hermandades vecinas.
Igualmente, cuentan con una de las oposiciones más fuertes y férreas que se conocen, al parecer la fuerza viene desde la otra orilla, jamás desde la que da el juramento del cargo. Prueba de ello son los pasados cabildos de cuentas, donde la desunión de los hermanos se ha dejado más que en evidencia.
A pesar de todo esto, del fanatismo, de la oposición, de la junta entrante, de los que están y de los que se fueron, de la que nunca fue y de la que quiso ser, de la Duquesa, de Triana, de Sevilla, de la música, del martillo, de los que creen que piensan y hablan en nombre de esta Hermandad… A pesar de todo, tenemos entre todos que volver a poner en su sitio algo que parece condenado a morir de hastío.
Si los hermanos que hacen piña en la oposición supieran la mala imagen corporativa que ronda a esta señera Hermandad, más de uno se pensaría el seguir actuando tal y como hasta ahora se está realizando.
Los Reinos de Taifas dieron al traste con el avance de una de las civilizaciones más poderosas de la Tierra y justamente fue aquí, en Andalucía, donde se concentró la discordia. Hay quien piensa que Arte Sacro sólo tiene un objetivo: atacar a la Hermandad, pero eso no deja de ser otro cuento más dentro de ese puzle inconcluso que conforma a la quebradiza Hermandad de Los Gitanos.
Del Espíritu Santo trianero al Pópulo, del Pópulo a San Esteban, de San Esteban a San Nicolás y después a San Román. De San Román a su Templo del Valle y ¿dónde van ahora; en qué dirección se encaminan? Tienen todo el verano para meditar, para pensar ese cabildo de septiembre que, esperemos, no vuelva a dar esa imagen tan pobre de unión, de confraternidad entre hermanos.
Sebastián Miguel de Varas, Manuel Moreno, Antonio Moreno Bermúdez o Manuel Carrera son nombres con historia propia en esta corporación y por muy diversos motivos. ¿Para cuándo otro nombre que pase a la historia por lo bien hecho y no por las desavenencias?
Esperemos no tener que dejar como banda sonora perpetua esa canción que nos recordaba la “Melancolía en Septiembre”. Para ser Santuario hace falta mucho más que un titulo añadido al templo, hace falta unidad, concordia y sobre todo, hacer Hermandad desde el interior. Claro… que esto no es más que una simple y llana opinión personal, y lo que opinen los demás, está de más (como dirían los de Mecano).