¡Que poquito queda! Los Magos de la priostía. Alberto de Faria Serrano

Por el Muro de Calería y la fronda de acacias de Imperial aun se remansaba el perfume de incienso. Como si se hubiesen condensando el aire y purpurado el tamiz incoloro de la noche al roce aterciopelado  de su clámide, calló hasta el murmullo incesante y lacerante de la lejanía. Zozobró el orbe y se apresuró a correr el halo de bienaventuranza por la Ventana del Buen Viaje. Tres golpes hondos de llamador la abrieron de par en par como la Ojiva se le quedaba pequeña bajo el dintel de las  desesperadas y Desamparadas puntas de diamantes. Que impaciencia la suya. Se entretienen en estas noches de ensamble de estrellas y ajustes de bambalinas, dibujando entre ellas las letras de la dinastía de capataces que las identifica como la séptima trabajadera.

Ya hace varias vigilias que el teatro tiene su tramoya preparada. El abnegado equipo de Priostía ora et  labora a destajo mientras la almohada es testigo vibrante de nuestros sueños azul cielo. Al romano le están dorando la coraza, sacando brillo a la lanza y abrillantando el casco mientras las plumas aguardan el momento de ser pavoneadas. Las reverencias están mas que ensayadas pero aun le falta el toque necesario del atrezzo pertinente. Al Perragorda parece que le han dado un pelote de dos euros porque mas inmaculado no puede estar ni descansa su brazo. Todos ellos quieren ser aventajados. Se han subido ya al paso para estar en primera fila para cuando llegue el tesoro mas granado. Grande. Filigrana de oro y bordado con el desvelo del más minucioso poema de amor consagrado para que la acoja y la proteja. Y para que Ella nos ampare. El cielo azul será dorado este año en San Esteban. La Magia será de León como su artífice. La priostía, como el hilo de oro, no es un oficio si no magia. Hoy nada por aquí pero mañana apuntes que presagian el prodigio por allá. Admiración plausible porque de ellos será el reino de los cielos cuando se desprenden  horas de sueño y se pierden el beso de las buenas noches de los suyos. Ninguno de nuestros sueños seria posible sin que ellos los pierdan. Mas su ilusión será multiplicada hasta el infinito dentro de dos Martes. Justo cuando los Ariza rocen el martillo que hoy puede que estén dejando como el cristal de un espejo. Justo cuando el dintel no quepa en si de gozo ni de Salud. Justo cuando las jambas quisieran revestirse de una capa azul e incorporarse al cortejo. Justo cuando las puntas de diamante se cieguen con el destello deslumbrante de su refulgente estreno. ¡Que poquito queda!

Foto: Alberto de Faria Serrano