Arte Sacro
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La última Esperanza. Irene Gallardo.


 Desde la primera vez que te vi y te presentaron como Hermano Mayor de la Trinidad, sabía que nuestra relación no se iba a limitar nunca de Hermano Mayor a Periodista.

Recuerdo que hablamos largo rato de los años difíciles, no sólo de la Trinidad, sino de las Cofradías en general, hablamos de aquello años 50, 60  y 70, aunque para algunos de éstos años no tengo edad bien sé de sus avatares por la memoria preclara que guarda mi padre de aquellas décadas de cambios zozobras cofrades. Mi padre que precisamente durante años fue costalero de la Hermandad de la Trinidad y que de tantas cosas me ha hecho partícipe, sirvió de hilo conductor para aquel primer encuentro contigo, recuerdas Pepe? Después llegó la conversación a cerca de mi cuñado Joaquín López, magnífico bordador y copropietario de los Talleres Santa Bárbara de bordados, su recuerdo de cuando casi un niño, la Hermandad hubo de pedir dispensa por no alcanzar aún su mayoría de edad y ejercer de prioste, la amistad de Joaquinito, desde tiempos juveniles con el Maestro Luis Álvarez Duarte, el parentesco familiar con Rafael Castejón... y la figura de mi marido, como eterno admirador de la belleza insuperable de la Esperanza... fueron tantas cosas Pepe, las que abordamos en aquel primer encuentro, que al final de la conversación pareciera que nos conociésemos de años...

Como ese primer día en que te conocí, igual de familiar y cariñoso, ha sido nuestro trato hasta ahora.

Me abriste los brazo de tu Hermandad una y mil veces y yo me sentía como me siento hoy, un hermano más de la Trinidad.

Hace unos días hable con el amor de tu vida, Nani, preguntando como tantas veces, por ti, fue la última vez hasta hoy que hablé con ella, recuerdo mis últimas palabras en la no breve conversación que mantuvimos: "dile a Pepe que le pido por el todas la noches a mi Cristo de la Vera+Cruz y a mi Señor de la Salud".

Ésta mañana, primero un mensaje, después varias llamadas, han llenado mi alma de una inmensa tristeza y mis ojos del color de la pena.

Cristo ha extendido sus dedos, despojados de clavos y mortajas, y ha tomado tus manos con firmeza, llevándote al regazo de la Madre, que ungida de Esperanzas te ha acunado en este primer atardecer de Octubre, justo cuando la Ciudad aun recuerda quinientos años atrás, como nacía la Trinidad y que hoy, querido Pepe, a ti te cuenta al oído y bajito, casi como una nana, la Expectación de Dios.

A la memoria de mi amigo Pepe Gómez Luque.
Irene Gallardo Flores.

Foto: Francisco Santiago.










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