Arte Sacro
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Sin pausa, pero sin prisa. Francisco Santiago.


 Hablar de 30 años en la historia de una Hermandad, puede resultar anecdótico si comparamos dicho espacio temporal con las efemérides de aquellas corporaciones nacidas hace ya cinco siglos. Pero lo curioso del caso es que en esta ciudad de Sevilla, el pasado parece haberse quedado impreso en la memoria mientras que el presente y el futuro no tienen mucha trascendencia popular, al menos en los espacios divulgativos habituales.

Que una agrupación parroquial se convierta en Hermandad y casi al unísono encuentre un sitio en el Lunes Santo hispalense, parece como que asusta a los habituales de los pergaminos pretéritos de color amarillento. La Hermandad del Cautivo y Rescatado parece haber adaptado a su conveniencia el famoso dicho de "sin prisa pero sin pausa", dango un giro lingüístico al mismo para dar rienda suelta al avance popular que supone el ir sin pausa en un camino sin prisa.

Aquí no hay lugar para dar "tiempo al tiempo". En el abanico de la religiosidad popular no te puedes quedar parado, porque aquí no hay primera y segunda, si hablamos en términos futbolísticos. Quizás los tiempos cofradieros vayan más con las velocidades del automóvil, que van de la primera a la quinta y que tanto tienen que ver hoy en día con el avance de una Corporación.

Una Hermandad "de barrio" se enfrenta en la actualidad a problemas ajenos a su índole e incluso a sus fines, porque no sólo tienen que valerse por sí misma para afrontar la pesadumbre que supone el vivir en una zona obrera, solventar problemas cruciales de sus vecinos, fomentar la fe o la prudencia en una sociedad laica y donde el sentido cristiano a veces choca frontalmente con la realidad del día a día.

Pero el ser parte integral y fundamental de la pastoral de la parroquia no es en estos momentos lo que más preocupa a la sociedad en general. En un mundo donde la educación y la religión han pasado a ser algo banal y con reminiscencias a tiempos pretéritos, el llevar por bandera y fomentar la integridad del ser humano parece condenado al ostracismo.

Este vacío es impuesto en muchos casos por las propias hermandades, que parecen no querer compartir su extensa y reformada historia con las que llegan con todos los derechos adquiridos gracias a la labor diaria que realizan en su feligresía. El pasado no es sinónimo de esplendor, sino de sabiduría y conocimiento aplicado a las nuevas tecnologías y, por supuesto, la Hermandad afincada en el Polígono de San Pablo ha sabido conjugar todos los tiempos verbales para hacerse con un sitio digno en la Semana Santa.

Allende de los perímetros catastrales que marcaron los extramuros de nuestra ciudad, hemos ido viendo como poco a poco, las décadas han ido revitalizando la ciudad de Sevilla, cada vez más alejada de aquel centro histórico natural que envolvía el plano de Olavide. Y las nuevas hermandades, rinden homenaje a sus mayores para volver a la casa de todos, en este caso la Catedral. El éxodo acaecido en el pasad siglo XX dio paso a un compendio de nuevas barriadas con sedes naturales en Triana, San Bernardo, o el amplio sector que abarca desde la Alameda hasta las murallas de la Macarena.

Jesús cayó Cautivo ante el desdoblamiento histórico de la ciudad para ser Rescatado por los hijos de aquellos que emprendieron el Éxodo. Y rememoraron sus mayores la llamada del Rosario, oración mariana hecha talla por Álvarez Duarte en la parroquia de San Ignacio de Loyola que parece conmemorar los versos de Pablo Neruda tan relacionados con los Titulares aquí descritos: "Inclinado en las tardes tiro mis tristes redes a tus ojos oceánicos."

Francisco Santiago
Director de www.artesacro.org

Nota: Artículo aparecido en el Boletín Extraordinario con motivo del XXX Aniversario Fundacional de la Hermandad del Cautivo y Rescatado y Rosario de San Pablo.









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