Opinión. Dos asuntos que ¿no tienen nada que ver? El Diputado de Cruces.
Hay dos asuntos muy comentados en los últimos días en los corrillos cofrades y que parece que no tienen mucha relación entre ellos.
Por un lado, se habla del malestar existente en algunos círculos acerca de la propuesta que puede hacer el Consejo General para que una imagen titular de una de las llamadas hermandades de vísperas presida el Vía-Crucis de todas las hermandades. Malestar que se ha expresado con la frase “¡vamos!, con los años que llevamos nosotros en esto, va a venir ahora un novato y se va a llevar el Vía-Crucis”. Como verán, todo un compendio de los valores cristianos de solidaridad y hermandad que deberíamos llevar por bandera.
Sin embargo, esta frase es muy propia del momento (malo, muy malo) que vivimos en el mundo de la Semana Santa, donde un cierto grupo de cofrades que se creen en posesión de la verdad más absoluta está intentando salvarnos a los demás de nuestra equivocación, procurando imponer su modelo (con las consecuencias de pérdida de identidad e independencia que todos estamos sufriendo). Modelo en el que no deberían crearse nuevas hermandades (el que quiera entrar en una hermandad, que elija a una de las que ya hay, suficientes, según ellos) y, si se hace, éstas tendrían que quedarse encerradas en sus barrios que es donde tienen que evangelizar (¿las demás no?) y así no nos molestan ni tenemos que repartir nada con ellas (y me refiero tanto a dinero como a tiempo de paso por carrera oficial); modelo que hace suya esa desgraciada frase de "a mí nadie me mete mano en la cartera”; modelo en el que La Campana y otras plazas, las cuestas, los andenes, los saludos y demás son más importantes que la Catedral; modelo en el que no cabe la Resurrección; modelo en el que se sostiene que muchas coronaciones deprecian el honor que representan, olvidando que ese honor es para la Madre de Dios y no para ellos....
En fin y es que, aunque un pregonero, sacerdote además, nos dijo no hace mucho, fuerte y claro, que la Semana Santa de Sevilla son nueve días, se empeñan en dividir a las hermandades en vísperas y las demás, como si no todas tuvieran los mismos objetivos de formación y culto. Por eso, cuando se insiste en que ya no caben más cofradías en la nómina, yo no me lo creo.
Por otra parte, está la Eucaristía de despedida de S.E.R. el Cardenal Fray Carlos Amigo Vallejo de la sede episcopal sevillana, donde brillaron por su ausencia, además de los colegas cardenales de Fray Carlos (por lo menos, los que estuvieron en la investidura de Monseñor Asenjo), muchos de estos cofrades. Pero, la verdad, no se les echó de menos. Fray Carlos estuvo en todo momento (hasta en la Comunión) arropado por su gente: por aquellos que entienden que en la Catedral cabemos todos, incluyendo a los mineros de Bolidén; que la Pasión no tiene sentido sin la Resurrección; que en el momento de persecución que vivimos la independencia, la solidaridad y la humildad son nuestros únicos recursos; que todo honor para María es poco; que lo fundamental de nuestra salida procesional es la estación de penitencia en la Catedral, sin olvidar aspectos más lúdicos que a todos nos gustan; en fin, que nuestra religión es para todos y para todas. Ellos son el legado de Fray Carlos.
Como ven, dos asuntos que no tienen nada que ver, ¿verdad?
Artesacro no se hace responsable de la opinión de sus colaboradores; en cualquier caso, pueden dirigirse a ellos directamente usando la dirección de correo electrónico que aparece en la página.
Telegram