San Juan de la Cruz causante de la Exposición de Londres. Juan Dobado.
No es aventurado decir que ha podido ser San Juan de la Cruz el causante de la magnífica exposición que se celebra en la Nacional Gallery de Londres desde el pasado 21 de octubre hasta el 24 de enero de 2010. De hecho, cuando se visita la Galería de Pinturas en la planta principal, una sala está presidida por la extraordinaria imagen del Santo Carmelita Descalzo que Francisco Antonio Gijón, escultor del barroco sevillano autor de la famosa talla de la Expiración (denominado popularmente “El Cachorro”), tallara en 1675 para la Beatificación del Santo en el convento sevillano de Los Remedios, primera fundación en 1574 de los Carmelitas Descalzos en la ciudad del Guadalquivir.
Esta imagen, adquirida por la National Gallery de Washington hace poco, siendo director Nicholas Penny, que es el actual director del museo londinense, supuso para él el descubrimiento de la calidad de la escultura barroca española, prácticamente desconocida en el ámbito cultural anglosajón. Sin duda, los estudios de Xavier Bray, comisario de la exposición, han sido muy apoyados por Penny, el cual ha pedido que la imagen de San Juan de la Cruz viajara desde Washington y que la misma exposición tuviera como sede las dos ciudades, ahora unidas por esa pasión hacia la imaginería hispana del barroco. Por eso no es aventurado decir que ha sido San Juan de la Cruz el causante de este descubrimiento de la imaginería policromada del barroco español, en palabras de la conservadora de escultura del museo norteamericano.
Esta visión carmelitana se completa con la presencia del Crucificado de los Desamparados que Martínez Montañés tallara en 1617 para el Convento del Santo Ángel de Sevilla, fundado por San Juan de la Cruz como Colegio de formación de los Carmelitas Descalzos en 1587 y segunda casa de la Orden la capital hispalense. Esta bellísima talla, una de las obras maestras capitales de Montañés se ha convertido en emblema de la exposición dada su especial significación religiosa, al poder contemplar el pueblo inglés una imagen del Crucificado de tamaño natural, con el realismo clásico que le supo imprimir Montañés, acostumbrados en la religión anglicana a ver la cruz desnuda presidiendo sus templos.
Por tanto, una imagen de San Juan de la Cruz, y un Crucificado para un convento que el fundó, se han convertido en carta de presentación de la espiritualidad del barroco español, donde las figuras de los Santos Carmelitas Descalzos, Teresa de Jesús y Juan de la Cruz, aportaron su doctrina mística fundamental.