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La Torre del Oro y la Torre de Don Fadrique. La Razón


Constituye la Torre del Oro uno de los monumentos más emblemáticos de los existentes en Sevilla no sólo por su historia, sino también por su exquisita esbeltez, su gallardía y por ser vigía del río Guadalquivir. 

En relación con su origen, existen encontradas opiniones de distintos autores que nos invitan a relatar las que consideramos puedan. ser mas interesantes conocer. Así, un grupo de ellos afirman literalmente que la Torre que llaman del Oro es obra de los romanos y como tal se ha tenido siempre. Otros, que conforman la opinión mayoritaria, niegan lo anterior y dicen que la Torre del Oro es una obra árabe aunque se atribuyese a los romanos. Por distintas fuentes, todas documentadas, se puede llegar a la conclusión, de que la Torre del Oro debe su construcción a los almohades que la llevaron a efecto en el año 617 de la era musulmana, que corresponde al período occidental comprendido entre los años 1220 y 1221. Sus fundadores la denominaron con el mismo nombre con el ''que hoy es conocida «Torre del Oro». Con respecto al nombre también existen distintas opiniones sobre cual fue el motivo por el que se le llamó así; unos dicen que el origen se debe a que la Torre tenía unos azulejos dorados de adornos que cuando los rayos del sol se reflejaban, tomaban dicho color; otros que el nombre proviene por albergar en su interior tesoros y riquezas de los nobles y señores poderosos de aquella época, ya que el lugar siempre estaba protegido y no había problemas de que fuesen robados. Incluso se llegó a decir que en esta torre guardó los suyos Pedro I ''El Cruel'' o ''El Justiciero''.

Es esta segunda opinión la que más se ajusta a la realidad ya que de ser la primera, la Torre debía haberse llamado «dorada» en vez de «del Oro». El monumento está situado en la margen izquierda del río Guadalquivir y al parecer se hizo para defender la entrada del río, hallándose en aquellos tiempos comunicada con la fortaleza del Alcázar por medio de'' una muralla que la enlazaba con la Puerta de Jerez hasta el año 1821 en que se derribó la misma. En la torre vivió durante algunos años Aldonza Coronel, con la que, según la leyenda, mantuvo apasionados amores Pedro I ''El Cruel''. Por último la torre, fue declarada Monumento nacional el día 5 de Junio de 1931 y hoy alberga un interesante museo naval.

La Torre de Don Fadrique. Entre las edificaciones más notables del siglo XIII, se encuentra la Torre de Don Fadrique, mandada a construir por este infante, hijo de Femando III el Santo y hermano de Alfonso X el Sabio, al que no hay con confundir con el también infante Don Fadrique, Maestre de Santiago y hermanastro del rey Pedro 1 ''El Cruel''. Esta otra Torre se construyó en terrenos propiedad de Don Fadrique que le habían correspondido en el repartirmiento que de la ciudad de Sevilla hizo su padre el rey San Femando, después de conquistarla en el año 1248.

De que la torre fue mandada construir por el infante existen datos como un escrito, conservado en el archivo del convento de Santa Clara, en el que se dice que en el archivo de la Santa Iglesia Catedral se encuentra un documento que cuenta lo siguiente: «Fue esta torre fecha por Don Fadrique, hijo del rey Femando III e de la reina Beatriz, según aparece en una piedra antigua que está sobre su puerta con unos versos latinos, así como que en el año 1276, el rey Alfonso X hizo dar muerte violenta al infante D. Fadrique confiscando todos sus bienes e con ello las casas que poseía en Sevilla e donde el año 1252 había fabricado una alta, fuerte y hermosa torre».

Posteriormente y con fecha 15 de noviembre de 1269, el rey Sancho ''El Bravo'', donó estas casas, incluida la torre a las monjas del convento de Santa Clara. La torre es de planta cuadrada y tiene tres cuerpos y sus estilos son románico y gótico, poseyendo las únicas ménsulas medievales que se conservan en Sevilla. En relación con la torre existe la leyenda que dice que Don Fadrique se enamoró perdidamente de la segunda esposa de su padre Fernando, llamada Juana de Poitier. Doña Juana, que quedó viuda muy joven, mujer de gran belleza, rubia y esbelta, se enamoró también de su hijastro Don Fadrique y con él, solía salir a cazar por los alrededores del río.

Debido a que la reina pasaba frío como consecuencia de la humedad que el cercano río producía, el infante mandó construir la torre para que se pudiese calentar al fuego después de la caza. Al enterarse el Rey Alfonso X de los amores ilegítimos de su hermano y la madrastra, exilió a ésta a su país, Francia. Añade la leyenda que Don Fadrique la despidió desde la torre con un pañuelo en la mano y llorando amargamente mientras el barco remontaba el río.

Por último en el año 1920, el Ayuntamiento de Sevilla compró a las monjas de Santa Clara la torre que fue restaurada, una vez en su poder, por el arquitecto municipal Juan de Talavera.









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