Arte Sacro
  • Noticias de Sevilla en Tiempo de Pascua
  • miércoles, 14 de mayo de 2025
  • faltan 319 días para el Domingo de Ramos

Presentado el Cartel del Día de la Virgen.


 Fernando A. Morillo. A las 13:00 horas del viernes 29 de julio, se presento en la Capilla de Santa María de Jesús, del Consejo de Cofradías de Sevilla, el Cartel 2005 del día de la Virgen. El acto comenzó con la presentación a cargo de Jose Roda Peña, miembro del Consejo General, seccion de penitencia, delegado del Sábado Santo y Domingo de Resurreccion.

A continuación fue descubierto el cartel por la presidenta de la Asociacion Virgen de los Reyes, Doña María del Carmen Almagro  y el Vicepresidente del Consejo, Eduardo del Rey Tirado.


La presentacion del cartel estuvo a cargo de Engelberto Salazar Martinez, delegado del Míercoles Santo. Tras él las emotivas palabras de la Presidenta de la Asociasion  y la intervención del Presidente del Consejo como clausura del Acto.

PRESENTACIÓN DEL CARTEL DE LA VIRGEN DE LOS REYES. Engelberto Salazar.

Presidente del Consejo General de Hermandades y Cofradías de la ciudad de Sevilla. Señor Delegado de Fiestas Mayores. Estimada Presidenta de la Asociación Virgen de los Reyes. Compañeros y, más que compañeros, amigos del Consejo, comprometidos desinteresadamente en las “cosas” de las Cofradías, que es lo mismo que decir en la “cosas” de la Iglesia de Sevilla.

Hermanos Mayores, guardianes de tradiciones, trabajadores infatigables en la defensa de los valores religiosos que atesoran nuestras Hermandades, en unos momentos en los que se cuestiona todo lo relacionado con la Fe, la Devoción, todo lo que tiene que ver con nuestras creencias.

Buenos amigos de la prensa, siempre atentos a cuanto sucede alrededor de nuestras cofradías, de la vida de nuestras hermandades, de los movimientos de esta casa, que es la de todos. En vosotros está el poder de la información y la comunicación, que debe buscar, por encima de todo, la rigurosidad, la crítica constructiva, la veracidad a ultranza.
Sevillanos y amigos todos.

 Sonarán a júbilo las campanas de la Giralda, mientras la Santa Juana, ya en su sitio, eterna vigilante de los cielos de Sevilla, desde su atalaya estará expectante por recibir, de nuevo, tanta dicha. Serán las ocho en punto de la mañana de un nuevo 15 de agosto. Quedará enmarcado en la Puerta de Palos el palio de tumbilla de la Señora, la devoción más sentida y sincera de Sevilla. Estará todo dispuesto para que el tiempo de las tradiciones se cumpla. Ojos y corazones un año más viejos, almas que atesoran más vida, vidas que faltan, nuevas vidas recién estrenadas que, por vez primera, llegan hasta sus pies.

Tiempo que se repite pero que tendrá aromas nuevos, deseos por estrenar, relucientes miradas, renovadas esperanzas, gracias cumplidas, dolores del alma que sólo Ella entiende y sólo Ella cura.

¡Cuánta historia en tampoco espacio!, ¡cuántos sentimientos en tampoco tiempo!, ¡cuántas miradas clavadas en sus ojos, sólo ellos, capaces de atraer la devoción de todos! ¿Por qué será?

Toda una historia construida sobre roca firme y sólo un instante, posible, para destruirla. Siglos atesorando una Fe inquebrantable, la muy mariana ciudad de Sevilla, que puede esfumarse de nuestras manos como un soplo, como agua que se desparrama de entre los dedos; si como las vírgenes atentas, no estamos vigilantes de nuestras cosas, de las cosas de Sevilla, que no son patrimonio de nadie, son nuestras, de todos, universales.

 Ni somos el ombligo del mundo, ni el centro del universo, somos como somos. Hombres y mujeres criados en el amor a nuestras cosas, amamantados por los pechos de madres que nos enseñaban a rezar, a mirar a la virgen, cara a cara, para conocerla como nuestra otra Madre, la Madre del cielo; herederos de nuestra historia, testigos vivos de nuestro presente. Nadie tiene derecho a venir para cambiarnos desde fuera y menos desde fuera de la Fe.

Pero el motivo de nuestro encuentro es presentar el cartel anunciador de la festividad de la Virgen, no se necesita decir más. Y me piden que presente lo que no precisa presentación, porque será un suave olor a nardos lo único necesario para presentir, sin confusión, lo que está por venir; será un silencio devocional el anuncio de su inaplazable llegada; nueve días previos de naves catedralicias a rebosar de fieles, será el más perfecto cartel de su inminente fiesta; será su sonrisa de Madre Bondadosa, la que extienda por calles y plazas, ríos y mares, ciudades y pueblos, torres, campanarios, altozanos,… el más perfecto cartel de su venida. ¿Os habéis fijado bien cómo sonríe? ¿Os habéis parado a pensar en la gallardía incomparable de su mirada?

Y me piden que anuncie a la que aceptó el anuncio del ángel, la que se proclamó esclava de Dios, la del amor desinteresado, la que todo lo guardaba en su corazón, la que sería atravesada por siete puñales. Anunciar a la que es Reina de REYES.

 Pero, ¿quién soy yo para anunciar tanta dicha? Sevilla, la ciudad capaz de surgir de sus propias cenizas, de sus abandonos y desprecios, de nuestros desamores para con ella, se encarga solemnemente de pregonar el bando, nunca escrito, que sólo ella es capaz de proclamar. Sevilla, la ciudad soñada y siempre presentida, musa de poetas y tumba de traidores. La ciudad que necesita de amores, de cuidos y desvelos, se convertirá en cojín de ricas sedas y suaves brocados, para que las plantas de los pies de la Señora no sientan las piedras de nuestras muchas ingratitudes; inventará el más azul de sus cielos, el más dorado de sus soles, el amanecer más lento, las calles más encaladas, las esquinas descubiertas por la mirada de la Virgen. Toda Sevilla será su cartel anunciador.

En esta ocasión ha sido elegida una pintura anónima sevillana, fechada hacia 1660, que se encuentra en la parroquia de Santa María de Gracia, de Camas; dándonos a entender cómo la devoción a la Virgen se extiende más allá, mucho más, de lo que son los límites propios de la ciudad y abarca toda la archidiócesis, desde el principio al fin de la rosa de los vientos.

En esta pintura se representa a Nuestra Señora, entronizada en su retablo de la Capilla Real, en una característica iconografía que se repite en otros ejemplos de los siglo XVII y XVIII, algunos de los cuales ya hemos utilizado con anterioridad en otros carteles, siguiendo la línea que, a este respecto, viene manteniendo el Consejo de Cofradías de nuestra ciudad.

Aquí está el cartel, aquí está Sevilla, aquí estamos nosotros deseosos de que llegue la noche cautivadora del 15 de agosto, la madrugada que no está hecha para dormir sino para peregrinar. Serán cientos de personas las que emprenderán un camino de devoción y de oración por carreteras, caminos, calles,… de nuestros pueblos y ciudades. Quedarán interrumpidas vacaciones familiares, las playas de nuestro litoral más cercano quedarán un poco más vacías.

En la Noche calurosa del mes de agosto, cuatro campanadas sonarán en la torre del pueblo que se mantiene silencioso. Una mujer con su rosa¬rio en la mano y su corazón lleno de amor a la Virgen, se dispondrá a emprender el largo y lento caminar que la conducirá, a través de la no¬che oscura, en su rosario de peticiones y de agradecimientos, hacia la que es Luz.

 Poco a poco, casi con timidez, el alegre Sol veraniego irá aparecien¬do por el horizonte y como por arte de magia, como si de algún extraño embrujo se tratase, un enorme gentío venido desde los cuatro puntos cardinales se agolpará a los pies de la Giralda.

Pero silencio, que ya a la Plaza llega un suave olor a nardos indicándonos la inmediata presencia de la Señora. La Giralda, loca de alegría, soltará sus campanas al vuelo. Ojos expectantes y labios tem¬blorosos estarán fijos en la puerta por la que ha de salir, más que la Patrona de Sevilla, la que es Madre de Sevilla.

Todo enmudecerá a su paso y el aire se volverá plegaria, de un pueblo, que como un mismo corazón quiere y siente a su bendita Madre del cielo, que por un azar de la fortuna quiso quedarse entre nosotros.

Las gargantas enmudecerán, de los ojos caerán lágrimas, cuando la que es Reina y Señora se vaya acercando y de los corazones que laten con fuerza saldrá, no podrá ser de otra manera, un sencillo saludo:

Dios te salve Virgen de las Vírgenes,
Dios te salve Señora Nuestra,
Dios te salve Virgen de los Reyes.
Tú eres la Llena de Gracias, y es bendito el fruto de Tu vientre que en Tus rodillas llevas.

Todos estamos convocados a los pies de la Giralda. Será a las ocho en punto de la mañana. El día está gravado a fuego en nuestras memorias. No faltemos a la cita, es Dios quien nos llama, que nadie se confunda, para rendir homenaje a su Bendita Madre, la que entró en Sevilla con San Fernando  para quedarse por siempre con nosotros.

Virgen de los Reyes
Ruega por nosotros.

Muchas gracias.

Fotos: Fernando A. Morillo©









Utilizamos cookies para realizar medición de la navegación de los usuarios. Si continuas navegando, consideramos que aceptas su uso.