Provincia. Viernes Santo en Pilas (I)

Pilas Cofrade. Y brilló el sol, sin duda la mejor de las noticias con la que pudimos empezar la espléndida jornada del Viernes Santo, donde a pesar del luto y recogimiento al que invita el día, se vivió con aires de fiesta en la localidad, desde tempranas horas de la mañana en la visita a los titulares en la Iglesia Parroquial y posteriormente en la conclusión del día cuando el paso de palio de la Santísima Virgen de la Soledad arrió en el templo.

 

 
Santísimo Cristo del Descendimiento, uno de los grandes desconocidos de nuestra Semana Santa, curiosamente la imagen de Cristo más antigua de cuantas procesionan en nuestro pueblo, de brazos articulados ya que durante todo el año permanece crucificado en la cruz en su altar y durante su besapiés, vía crucis y procesión yace en camilla o en su urna procesional.

La imagen muestra una muerte dulcificada, es el contrapunto de nuestra Semana Santa, su paso por las calles del recorrido invitan a la reflexión, al recogimiento, como así lo sabe respetar la mayoría del público se contempla el discurrir de esta Cofradía.

Su paso camina en silencio, sin más movimiento costaleril que un caminar de frente austero, acompañado por la música de capilla de la Sociedad Filarmónica de Pilas que estrenase para este año nuevas composiciones y exornado por jarras y frisos de claveles rojo sangre.

Comandando la cuadrilla, nuevos capataces al frente de la misma, por lo que después de quince años, se despedió del martillo Antonio Ramón Gil, primer y único capataz de este paso desde la creación de la cuadrilla allá por 1995, bajo la siempre ayuda de Francisco Jesús Rodriguez.

Su paso, inacabado desde hace años, espera la muy esperada finalización, pues sólo falta el dorado de la canastilla y los respiraderos para dar concluída el proceso de restauración de este paso de los años cuarenta del siglo pasado. Paso proveniente de Ayamonte y adquirido por la Hermandad a mediados de la década de los setenta y que en 1994 comenzó su restauración, la cual y casi veinte años después aún no ha terminado, por lo que esperamos que en próximos años se de por concluído el dorado de dichas partes del paso ya mencionadas anteriormente, pues pensamos que con la colaboración de los hermanos y de todo el pueblo la obra podría llegar a su fin, quedando un conjunto perfectamente armonioso y consolidándose como uno de los pasos de yacentes más destacados del Aljarafe.

Se caracteriza este Cristo curiosamente por llevar tras de su paso a los penitentes más numerosos de nuestra Semana Santa, que con cadenas o sin ellas acompañan con la cruz al hombro a Jesús muerto y yacente en su dorada urna, pues hasta en su buena muerte el pueblo andaluz le ha ofrecido lo mejor de sí a Cristo y así, Pilas lo ha sabido representar también en su magnífica urna procesional, escoltados por su siempre guardianes Evangelistas en cada extremo del paso y custodiado a la vez por esos angelitos pasionarios portando los atributos de la pasión de nuestro Señor Jesucrito.

Santísimo Cristo del Descendimiento, que bien sabe del amor de Pilas por su bendita Madre de la Soledad, como buen hijo deja el protagonismo a la Madre, a esa Madre que quedó sola y vacía tras su muerte y que necesita del cariño y consuelo de todos sus hijos. Santísimo Cristo del Descendimiento, guía nuestras vidas desde tu silente capilla en aquella zona del templo, testigo de tantas y tantas confesiones que supistes perdonar y que seguirás perdonando a pesar de que te sigamos negando una y otra vez. Divino hijo de la Soledad, ruega por nosotros ahora y siempre por los siglos de los siglos.

 
Texto: Víctor M. Mudarra Fuentes.

Fotografías: Rosario Moreno Quintero.