La Junta restaura la capa que llevó el emperador Carlos V en su coronación. Redacción. Diario de Sevilla.
Redacción. Diario de Sevilla. La Consejería de Cultura ha destinado 32.000 euros a la restauración de la capa pluvial de Carlos V, excepcional pieza textil que el monarca lució en la ceremonia de su coronación como emperador del Sacro Imperio Romano Germánico en la ciudad de Aquisgrán (el 22 de octubre de 1520) y que hoy se conserva en la Iglesia de Santiago de la capital sevillana.
En una nota, la Consejería informó de que la capa pluvial de Carlos V, de gran connotación simbólica e importantes valores histórico-artísticos, se encuadra dentro de la categoría de ornamentos litúrgicos de imaginería.
Los trabajos en el Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico (IAPH) se iniciaron en junio de 2003 con un examen previo mediante métodos físico-químicos, que determinaron el delicado estado de conservación de la pieza y permitieron establecer las operaciones de tratamiento.
El proceso de conservación y restauración ha consistido en la desinsectación y limpieza para posteriormente separar las diferentes partes constitutivas de la obra e individualizar la restauración de cada una, al tiempo que se eliminaban las intervenciones anteriores que resultaban perjudiciales. Se aplicaron entonces tratamientos de conservación como el alineado y la corrección de deformaciones creadas por las tensiones de los numerosos zurcidos y parches de la tela de la capa pluvial.
Para el tratamiento de consolidación del orfre y del tejido base se emplearon soportes naturales de algodón y lino teñidos para su correcta integración cromática y se fijaron con hilos de seda aquellas zonas sueltas de la capa. La restauración de esta excepcional pieza finalizó con la protección del reverso de la misma con un forro de seda y el montaje de las distintas partes constitutivas de la misma.
El estilo de la capa pluvial coincide con el de la época de transición del Gótico al Renacimiento, como se aprecia en el tipo de doseletes de la cenefa y en la representación en el capillo de la Virgen, en el Niño acompañados de ángeles y en su indumentaria.
Hacia 1600 la obra ya sufrió una primera intervención en la que se realizaron unos añadidos, la llamada retorcha de almendrillas, junto a la cenefa para reforzar las guarniciones o adornos, además de reemplazar la tela base por un rico brocatel de oro y seda que reproduce los típicos tejidos denominados de granadas.