Navidad en la Escuela de Cristo: privilegio de la Iglesia de Sevilla

Juan Manuel Bermúdez Requena. En la tarde del sábado 25 de diciembre celebró su Función Principal de Instituto la Santa y Venerable Escuela de Cristo de la Natividad de Sevilla, con sede en su oratorio propio, desconocido lugar, y quizás por ello encantador, para muchos sevillanos.

Rescatado el venerable instituto en la década de los ochenta de una aguda crisis economica y de medios humanos, por los destacados cofrades Paco Rojas y Ramón de la Campa, ambos han mantenido con la milagrosa supervivencia de una institución con más de doscientos años de historia.

Sus actuales integrantes, son escasos en número, pues en la Sevilla cofradiera actual ya se sabe: aquí no hay pasos, no hay procesiones, no hay bandas ni costaleros, sólo encuentros semanales de oración y puntuales celebraciones litúrgicas en determinadas solemnidades. Resultado, el antesdicho: vivo de milagro...

Pero sus miembros, son católicos cofrades animosos en espíritu y de gran mérito en su trabajo, como demostraron una vez más el día de Navidad.

Fue una eucaristía solemne, presidida por Francisco Moreno Aldea, actuando como maestro de ceremonias Ramón de la Campa Carmona y como acólito instituido José Gámez Martín; la parte musical, interpretando la Misa de Angelis más algunos cantos apropiados para la ocasión, estuvo a cargo del organista y vocalista Francisco Javier Segura Márquez.

En un lugar destacado del presbiterio, el Nacimiento obra de Cristóbal Ramos.

Aunque este año ha contado con menor presencia de público, pudimos ver a cofrades fieles a esta cita anual como el destacado escritor e historiador Álvaro Pastor Torres, el diseñador Pepe Asián, o José María Romero de los Santos –Vicepresidente de la Sacramental del Sagrario-, entre otros.

Merece la pena que te permitan disfrutar de la Misa de Angelis un día de Navidad, de recuperar la tradición de rezar o cantar las oraciones principales de la Misa en latín (gracias, Curro; curas como tú hacen falta por docenas). Y todo ello en el incomparable marco de un oratorio del siglo XVIII.

Frente al cutrerío litúrgico que sufren y aguantan los fieles en muchas parroquias, la supervivencia de este Santo y Venerable Instituto es un privilegio para la Iglesia de Sevilla, del que espero que podamos disfrutar durante muchos más años.