Salvación. El milagro que quedó pendiente

Francisco Santiago. Era un día muy esperado no sólo ya en la Hermandad de la Soledad (que no por San Buenaventura) y por Sevilla, prueba de ello fue la ingente cantidad de público que se agolpó en la puerta del templo franciscano, muy superior a la habitual de la congregada un Viernes Santo.

Todo estaba preparado a pesar de las contrariedades que parecen perseguir a esta Corporación, rota con su comunidad (aunque con mejoría en los sentimientos), rota con sectores sectarios de hermanos y rota incluso con las múltiples zancadillas recibidas incluso de la mismísima Plaza Virgen de los Reyes.

Todo parecía anunciar que el milagro comenzaba a gestarse, que ya nada podría enturbiar el sentimiento de muchos hermanos y lo que ya sus Reglas anuncian como Titular. Y es que el Cristo de la Salvación, impresionante ante el paso de la Hermandad del Amor de San Juan de Aznalfarache, no encontró tampoco apoyo en el tiempo.

Con el cortejo ya en la calle y el estandarte corporativo a las puertas del Templo, la lluvia hizo su aparición tornando el deseo en frustración. Diez metros separaban el paso del dintel, los suficientes para que la salida extraordinaria del crucificado en Vía Crucis y por primera vez sobre un paso quedara en deseo, no en realidad.

Los hermanos y representaciones volvieron sobre sus pasos y se dio una prórroga inicial de media hora para reunirse de nuevo la junta. Pero llego la misa del templo y la leve lluvia que de forma intermitente, recordaba a los allí congregados que no había acabado este capítulo.

No pudo ser, el deseo quedará para siempre expuesto en las fotos allí realizadas, pero parece que ni siquiera la climatología está de acuerdo con la situación, pues desde el anuncio de la NO salida, no volvería a llover en toda la tarde.

Quedan los recuerdos, las lágrimas, los intentos, pero en mi mente resuena desde hace tiempo una frase que me parece idónea para esta Hermandad y que puede dar pie a una nueva marcha: “Salvación en la Misericordia”, refiriéndome sin lugar a dudas a la Iglesia de la Plaza de Zurbarán, monumento barroco de la Orden de San Juan de Dios que podría ser “La Salvación” y el acercamiento a los orígenes de la Hermandad, situado en el entorno de la calle Feria.

Tan cerca tuviste el dintel que tu llanto inundó el todo y el anhelo se tornó en hiel (A los hermanos del Cristo de la Salvación)