In Memoriám - Carmen Ortiz Díaz
VUELVE LOS OJOS...A ELLA
Teníamos que cambiar el sentido de la Salve. No quedaba más remedio que transformar la oración que durante tantos años, tantos siglos sirvió para implorar el socorro de Santa María. Carmen se ha marchado, y ha dejado un hueco irremplazable en la familia Pueyo, que si alguna cosa es, es amargurista.
Carmen se ha ido tan cerca de su San Juan de la Palma que es imposible no pensar en ello. Pared con pared casi, descansando cerca de la nave del Evangelio del templo, su partida ha vuelto a dar sentido a esa mirada que a todos nos tiene embelesados, en la que encontramos respuesta a las penas y a las alegrías, al sufrimiento y a la felicidad, a los malos y buenos momentos. La mirada de la Madre nos ha servido siempre para refugiarnos y fortalecernos en la debilidad de la vida y en la punzada de la muerte.
Esa mirada...esa mirada vuelta al extremo opuesto del consuelo de San Juan, buscando siempre el alivio de sus hijos y devotos. Lo ha vuelto a hacer una vez más. En ese instante en que Carmen dejaba de ser Carmen para ser cielo, si es que alguna vez dejó de serlo, la mirada de la Amargura ha vuelto a llenarse de sentido.
La Dolorosa ha vuelto los ojos a la que, como madre de familia y como mujer comprometida con su hermandad, no desaprovechó ni un solo instante para demostrar lo que amaba a su cofradía de San Juan de la Palma. La Amargura ha vuelto los ojos a la que dio a luz a tantos buenos amarguristas, a la que fue raíz de ese tallo fuerte del que han florecido tantas personas que otra vez más han vuelto a mustiarse y florecer una vez y otra para entregar sus fuerzas y sus capacidades a Jesús del Silencio y la Amargura Coronada.
Por eso, podemos decir que la Señora ha vuelto los ojos hacia Carmen, hacia ese rincón donde descansaba, la ha llevado de su mano al descanso eterno y le ha preparado una morada terrenal a sus pies y celestial a su lado.
Quiero pedírselo a la Amargura: vuelve los ojos a ella, vuelve los ojos a Carmen, como ella los volvía a tí, como ella los ha vuelto para siempre a tí. Sea la paz y la eterna bienaventuranza para Carmen, que ya en el cielo comparte la corona de la luz con la que, cuando Carmen joven, coronaron a su Virgen de la Amargura, a la que ahora Carmen besa por nosotros en un eterno 21 de noviembre.
Fco. Javier Segura Márquez.
Foto: Francisco Santiago.