Provincia. Nuestra Señora del Rocío paseó por la Villa de Olivares

Manuel Pinto Montero. Los sones rocieros inundaron las calles de Olivares la noche del pasado domingo cuando la Santísima Virgen del Rocío regresó a su Capilla tras los tradicionales cultos que la Hermandad rociera ha celebrado en su honor. La Plaza de Nuestro Padre Jesús Nazareno acogió a la Virgen del Rocío mientras los tamboriles traían aires marismeños a esta Villa. Las campanas de la Colegiata repicaban para despedir a la Santísima Virgen mientras los rocieros de Olivares portaban a hombros a la Virgen entre un inmenso gentío que la esperaba en la calle Roelas donde la Hermandad de Vera Cruz tiene su sede.

En este punto se rezó por sevillanas y fue recibida en la Capilla con una lluvia de flores. De nuevo las campanas la despedían cuando se hacía difícil poder caminar en esta estrecha calle. Nuestra Señora del Rocío volvía su mirada hacía aquellos vecinos mayores que emocionados la esperaban en sus casas. El Coro junto a la flauta y el tamboril pusieron sonido a esta noche tan especial para los rocieros de Olivares.

Nuestra Señora del Rocío, obra de Antonio Eslava del año 1950, procesiona bajo templete a semejanza del de la Virgen almonteña. Durante el itinerario recibió numerosas ofrendas florales, y es que la devoción a la Virgen del Rocío en la Villa de Olivares es muy profunda. En la Plaza del Barrio la Virgen volvió su mirada hacia el monumento que el pueblo de Olivares levantó en honor de Santa Ángela de la Cruz para después continuar su camino por calle de Virgen de las Nieves donde se volvió a rezar por sevillanas y se vitoreó a la Virgen cuando sus andas reviraba hacia la casa de sus devotos.

Esta procesión inicia los preparativos de un pueblo que ya espera la llegaba de Pentecostés para encontrarse de nuevo con la Reina de las Marismas.

Fotos: Manuel Pinto Montero.