Arte Sacro
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Un enemigo de la música, "la lluvia’’. Moises Viretti


Desgraciadamente, esta pasada Semana Santa ha sido muy dura, no solo para los cofrades que durante una estación de penitencia ostentan su cargo de capataz, nazareno, acolito etc…si no también para los músicos.

Una principal enemiga (por no decir la más letal), es la lluvia. El ansia del primer día o las ganas de interpretar marchas procesionales tras los Sagrados Titulares se alarga desgraciadamente por el tiempo de espera, o ultima decisión de una Junta de Gobierno; mientras tanto, cientos de devotos y cofrades esperan, sus miradas se dirigen a un mismo punto, el cielo.

Los músicos afinan, improvisan, preparan sus plásticos y partichelas, pero el gran temor es ella; en la que en nuestro cuerpo habita mas del 70 % que lo compone.

Puede pasar de todo, todo es imprevisible, y sus primeras gotas son el preludio del dolor, la emoción, la tristeza y a su vez la rapidez; los tambores se hacen eco del protagonismo, ya que los instrumentos se refugian como se pueden (para evitar su deterioro); sobre todo el viento madera, que por el aumento de humedad y agua del tradicional ‘’chaparrón’’ pueden  llegar a ser inservibles, unos instrumentos que no tienen nada de barato; un clarinete, un saxo, un tenor, un fagot..etc.

Tras mas de diez años acompañando a docenas de procesiones, he tenido muchas experiencias con la lluvia, y os puedo asegurar, que el músico se ve rodeado de la máxima tensión que provoca cada llovizna que no se espera con tanto público alrededor, y si es más, cuando no hay un templo cerca donde pueda refugiarse.

El agua es la vida, la lluvia es la esperanza que tiene nuestro planeta de estar permanentemente vivo, pero a su vez en la Semana Mayor, se vuelve contrariamente a ser ese ‘’desastre’’ que solemos decir, de ‘’todo un año ensayando y preparando para esta semana, y todo se ha pirado por la borda’’.

Seamos conscientes que siempre habrá más años, y como no, el orgullo de ser músico cofrade y cristiano de acompañar a los santos del cielo y a la Madre de Dios en sus Glorias, durante todo el año.

Foto: Antonio Sanchez Carrasco.










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