Arte Sacro
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La Natividad de la Virgen según Los Gitanos


Arte Sacro. Como cada 8 de septiembre, la Hermandad de los Gitanos celebró la natividad de la Virgen con función a su Titular, María Santísima de las Angustias que esperaba a sus hijos sobre las andas con las que recorrió de forma extraclaustral el templo.

Sobre las 21:35 horas, la Cruz Parroquial salia por la puerta que da a la Plaza anexa a la Basílica Consagrada, tras la cual iban las insignias corporativas y los acólitos. Salía la Titular a hombros de sus hermanos y hermanas bajo rezos y cánticos en su honor.

Su hijo la esperaba en el templo, callado, cabizbajo, pero con esa fuerza única que le ayuda a soportar el peso de la Cruz casi los 365 días del año, peso solo recompensado por el amor de Él hacia su Madre y, por supuesto, por el amor de sus miles de hijos a Él.

María Santísima de las Angustias lucía saya roja de terciopelo bordada en oro por Caro, de 1972, y manto de terciopelo azul bordado en oro por Fernández y Enríquez a comienzos de este siglo, enriqueciendo una orla de bordados de mediados del siglo pasado.

Los puños son un magnifico encaje tipo duquesa del siglo XIX donado por un hermano en 2019. Llevaba joyas de su ajuar entre las que cabe destacar el puñal de oro donado por Juan Rodríguez Vicente y señora. La cruz dieciochesca donada por un grupo de jóvenes, el broche de Cayetano, broche de brillantes de la familia Casablanca, cruz de zafiros y brillantes donada por Elisa Moreno, rosario de oro y coral, y broche de amatistas y brillantes donado por un grupo de devotos en 2021.

Estrenaba,  donado por una devota, un precioso tocado de encaje antiguo cuyo principal motivo decorativo es una guirnalda de rosas, que enmarcaba el divino rostro de La que es «Rosa Temprana» como la llamó el poeta, recientemente desaparecido, Pascual González.

Portaba un pañuelo antiguo con bordados de elementos de la pasión donado por Sor Cristina de Arteaga, que fue superiora del convento de Santa Paula, cuyo monasterio visitaba la Santísima Virgen este día en andas. Cuando dejó de hacerlo porque se cambiaron las andas por un paso de gloria que no cabía por el dintel del compás, se abrió una ventana a la calle Santa Paula para que las religiosas de clausura pudieran contemplar inmarchitable belleza de esta Virgen que hoy nos nace.

Fotos: Fco Javier Montiel










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