Sevilla Información. Juan Charro expondrá sus paisajes bajo el título “Alegría de vivir” en galería san vicente 31

Desde comienzos de su carrera este artista ha  realizado su obra  a caballo entre el expresionismo y la feliz pintura mediterránea de los impresionistas.

En esta muestra presenta más de veinte tablas que reflejan lo hermoso que puede ser el mundo a los ojos de un pintor. Sus vistas urbanas están llenas de vida, en ellas que siempre asoma algún personaje que nos hace reencontrar la verdadera escala de los edificios y los árboles en un gusto impresionista de mezclar lo artificial con lo natural. Estos paisajes que representa son cercanos a los ciudadanos de Sevilla, y desde sus pinceles se vuelven alegres. Pero al mismo tiempo están alejados del tópico, en una visión más personal que aprendida transmitiendo gratas sensaciones de olor y de sonidos, con un punto de vista diferentes  que el pintor supo sentir para después plasmarlo durante el proceso de creación en una fiesta de colores vivos y delicados. La contemplación de estas pinturas explican los porqués del título escogido, tan felices y mediterráneas como un soplo de aire fresco.

Esta es su décimo segunda exposición individual, sin contar alguna otra “mano a mano” que él, con un criterio comprensible, incluye en su currículum como individuales, lo cual para un pintor tan joven (tiene cuarenta años) es muestra del peso específico de su obra, tan difícil de constatar hoy en otros pintores. Es además la cuarta vez que expone en la Galería San Vicente 31 con lo cual parece profeta en su propia tierra.

A lo largo de todo este tiempo a simpatizado con diferentes tendencias artísticas en una evolución natural, desde el Realismo hasta las tendencias más vanguardistas y conceptuales, para volver a sus principios (el confiesa en que sus primeros escarceos pictóricos, con doce años de edad, ya dividía la pincelada buscando a Pisarro y a Monet). Todo ese proceso no ha sido en vano pues un poso de conocimiento de la Historia de la pintura aparece en su obra y sobre todo en su persona.

Técnicamente los cuadros son buenos, con un uso del color muy limpio, y un dibujo a veces importante según lo requiera cada obra. La textura es suave, lejos de gruesos empastes, llegando solo al nivel necesario. La pincelada pequeña. La línea recta. El efecto colorista lo consigue con el uso de veladuras a la manera más tradicional.

Cuando a Juan se le pregunta de dónde es, responde que de todas partes, pero después apostilla que medio de Triana y medio de Guillena “aunque donde mejor me siento es cerca del mar, o en todo caso del río”. Y si no fuera pintor querría haber sido jardinero… Quizá con eso se comprenda su pintura.