La Belleza de La espiga. Mariano López Montes

A la memoria de Ángel Jiménez Fernandez.

La espiga nunca podrá presumir de la belleza, los colores y los olores que en poco tiempo disfrutan otras flores, los trigales solo nos pueden regalar calladamente y sin presunción su ondulado movimiento, danza de lo natural cuando son movidas por el viento.

La espiga calladamente y desde siempre es capaz de regalarnos con sus granos de trigo el inmenso don que quita el hambre o las hambres, como se suele decir por aquí abajo.

Así era Ángel, que tuve la suerte de conocer desde hace ya algunos años, un hombre que vivió sin acudir al chiste fácil tan propio de “los graciosos que moran en esta ciudad”.

Imperturbable en unas ideas y formas de ser que aprendió desde niño y que marcaron su vida y la de los suyos. El valor de su bondad era la que marcó una existencia feliz con su familia, lo que machadianamente definió “Era un hombre en el buen sentido de la palabra bueno”.

Siempre abanderó estos valores cada vez más escasos entre los humanos y desgraciadamente entre los cofrades su bandera hecha Cruz de Guía de carey y plata de su cofradía de Los Panaderos marcando el camino firme de la verdad, los sentimientos y una devoción para aquella Regla que es capaz de medir con su simple nombre el valor de la amistad, el sentimiento y la bondad que deberían regir la vida de todo ser humano.

Amigo y defensor de esa paz comprensión y entendimiento que deben regir toda hermandad y que actualmente escasean por la incomprensión, el protagonismo y a veces el odio, que desgraciadamente ha echado raíces en nuestras cofradías.

En mí ya madura existencia, expresada fundamentalmente por los dígitos de mi DNI, pocas veces he tenido la posibilidad de vivir, analizar y tal vez comprender el significado, la identidad y porque no decirlo de Amor escrito con letras mayúsculas de lo que puede representar la devoción de y el sentimiento de lo que puede representar unos Titulares en una familia que hacían de estos, más que el “capiroterismo”, que tanto se estila en la actualidad, una forma de vida y referentes de su propia existencia,

He tenido la inmensa suerte de conocer a su familia y vivir con ellos dos Miércoles Santos.

 Todo esto que mas o menos he intentado plasmar con mas o menos acierto, pero siempre desde la trasparencia de un sentimiento basado en el cariño que forja la amistad, el significado que puede alcanzar como el día mas grande del año en una familia sevillana y cofrade.

Acosado y mermado por una enfermedad incurable que por desgracia muchos hemos vivido, con más ilusión que fuerza se vestía año tras año con esa túnica que vistió desde niño, aunque fuera un trocito del recorrido, acompañando un año mas a su Virgen de Regla que desde siempre fue el faro que guió sus pasos en esta tierra que para él era un trocito de cielo y que está en la calle Orfila.

Ayer te vestiste por ultima vez de nazareno de capa roja y te encaminaste por el camino mas corto a tu capilla para hacer tu eterna estación de gloria al lado de tu Virgen y como un año mas iras lo las cerca de sus manos, quizás formaras parte de esa espiga dorada, porque esa bondad que ella representa siempre llevara un trocito de lo que fue y seguirá vivo en el recuerdo el amigo Ángel.

Fotos: Mariano López Montes