Arte Sacro
  • Noticias de Sevilla en Tiempo de Pascua
  • sábado, 27 de abril de 2024
  • faltan 351 días para el Domingo de Ramos

Provincia. Estación de Penitencia de la Hdad. de la Soledad en Cantillana


soledad cantillanaArte Sacro. En este año en que será coronada la Santísima Virgen de la Soledad, Patrona de la localidad de Cantillana, la Procesión General del Santo Entierro en el Viernes Santo, 29 de marzo, revestirá un carácter especial en lo que se ha venido a denominar Magna Procesión del Santo Entierro, con la recuperación de distintos elementos históricos del cortejo.

El Viernes Santo es uno de los días más esperados del calendario cantillanero, pues es el día en que la Patrona sale en procesión, imagen que suscita una enorme devoción en el municipio sevillano y que cierra la procesión del Santo Entierro en su paso de palio con interesantes bordados de Juan Manuel Rodríguez Ojeda a finales del siglo XIX, adquiridos a la sevillana cofradía de los Panaderos. Por la mañana, las puertas del Santuario de la Soledad quedan abiertas para acoger a todos los cantillaneros que suben a realizar la tradicional visita de pleitesía a la Virgen. La mañana del Viernes Santo en la Soledad es un incesante ir y venir de fieles, además durante la mañana es costumbre que muchos vecinos, por promesas o en gratitud por algún favor, sufraguen en la mesa petitoria dispuesta al efecto, los cirios de la candelería del paso de palio, los que llevara en “moñitas” los nombres de sus donantes.

A las 19:00 horas, la interesante cruz de manguilla aparece a las puertas del Santuario, una cruz barroca del siglo XVIII en madera dorada con ángeles de Juan de Santamaría en 1583 y manguilla negra, a la que antecede el muñidor de luto, tañendo la esquila de plata de 1696 que posee la cofradía.

La procesión la componen tres pasos, el primero es el llamado “del Calvario” que se compone de la cruz con el sudario y las dos escaleras y delante las imágenes de San Juan Evangelista y Santa María Magdalena, ambas del siglo XVIII, se trata de un conjunto procesional único en la provincia de Sevilla y que se formó con la unificación de tres pasos distintos.

El llamado paso “del Sepulcro”, es el segundo de la cofradía. El Cristo Yacente, es una imagen de pasta, realizada en 1583 por Juan de Santamaría, que tiene los brazos articulados para escenificar el descendimiento, ceremonia que se recuperó en 2014 y se viene efectuando el cuarto domingo de cuaresma. La urna o sepulcro es una pieza excepcional del siglo XVIII en estilo rocallas, con imitaciones de carey, restaurada en 2014.

entierro cantillana

Finalmente, la Virgen de la Soledad en su magnífico paso de palio, lleva consigo la devoción y el respeto de todo el pueblo, la venerada Imagen, realizada en 1583 por Juan de Santamaría es una de las dolorosas más antiguas que procesionan en toda Andalucía como muestra sus rasgos arcaizantes, ha sido recientemente restaurada por Eduardo Martínez que le ha devuelto su policromía más antigua y sus antiguas manos, porta un magnifico manto de terciopelo negro bordado en oro y sedas de colores, que realizó en 1898 Juan Manuel Rodríguez Ojeda y es el precedente directo del famoso manto camaronero de la Esperanza Macarena realizado dos años más tarde.

Estará acompañada musicalmente el paso del Señor por la Banda de Música Linarejos Coronada de Linares y el palio por la Banda de Música de Ntra. Sra. de la Soledad de Cantillana

En torno a las dos de la madrugada, la Soledad hace su entrada en el Santuario y entonces tiene lugar otro de los momentos más genuinos de la misma como es la “Puja” de las maniguetas, una antigua tradición que consiste en subastar las maniguetas del paso para que la porten en el momento de la entrada aquellas que den un donativo superior.

entierro cantillana

En la procesión forma parte junto al cuerpo de nazarenos de la cofradía las representaciones de todas las hermandades locales, pastorales parroquiales y autoridades, así como la Santa Mujer Verónica, encarnada en una joven de la localidad que porta un paño con el rostro del Señor que cada año realiza un artista distinto, y las tres virtudes teologales, la Fe, la Esperanza y la Caridad, portando sus atributos.

Este año de la Coronación Canónica de Nuestra Señora de la Soledad, se recuperará una serie de elementos que formaron parte del cortejo del Santo Entierro en tiempos pasados

Los judíos

Se situarán tras el paso del sepulcro. Son hermanos ataviados con sarga negras, que llevan antifaz, pero sin macho (capirote). Portan unas cajas destempladas en señal de luto.

Salieron en la cofradía hasta 1989. Eran una popularísima figura de la Semana Santa de Cantillana que inspiraban desde el miedo infantil hasta los comentarios jocosos y que cuya recuperación demandaban muchos cantillaneros desde hace años, eran el acompañamiento musical del paso del Sepulcro.

Estrenan dos tamboras artesanales realizadas a mano mediante el vaciado de una pieza cilíndrica obtenida de la sección de un tronco arbóreo, que consiguen un singularísimo toque ronco.

Compañía de armaos

Entre las recuperaciones históricas que veremos, volverá a salir un escuadrón de armaos romanos como consta documentalmente que salía en el siglo XVIII.

Varios cantillaneros encarnarán a los romanos cuya indumentaria se inspira en la de los modelos de armaos anacrónicos de los desfiles cofradieros de los siglos XVIII y XIX.

Se compone de túnica corta granate guarnecida, cíngulo y mantolín de terciopelo negro también guarnecido terciado al hombro, llevan cascos con plumas y sandalias de cuero y portaran el Senatus, lanzas y escudos. Desde hace unas semanas, los armaos están ensayando de cara a su participación en el Santo Entierro.

Los nueve coros de ángeles

Otra de las importantes recuperaciones que se verá el Viernes Santo, será la del pelotón de honor de los nueve Coros y Jerarquías Angélicas, presidido por San Miguel Arcángel, Príncipe de la Milicia Celestial, encarnados por una decena de niños cantillaneros que serán revestidos con vestiduras realizadas para la ocasión. Los atuendos consisten en una túnica alba corta guarnecida y sobre ella un escapulario a modo de dalmática de terciopelo festonado de oro con distintos colores alegóricos, llevan alas y calzan sandalias con medias y la cabeza se adorna con una diadema dorada con un florón de plumas negras.

El niño que representa a San Miguel que encabeza este pelotón angélico portará la bandera de Cristo abatida, realizada en tafetán con una cruz granate, lleva escudo, coraza, banda y manto como capitán de las milicias celestiales. Tras San Miguel desfilarán los nueve niños que representan a los nueve príncipes de los otros tantos coros celestiales divididos en tres grupos de tres, representando las tres jerarquías. La primera de ellas, la más cercana a Dios, es la que forma los serafines, querubines y los tronos, cada uno representado por un color en su dalmática y por un atributo. Los serafines con dalmática roja y portando un cirio, representan el amor divino. Los querubines con dalmática azul, portan las sagradas escrituras y representan la sabiduría divina. Los tronos visten de verde, portan una balanza y simbolizan la justicia divina.

La segunda jerarquía está formada por las dominaciones, virtudes y potestades. Las dominaciones visten de oro portan un orbe coronado por la cruz y representan la majestad soberana de Dios. Las virtudes representan la fortaleza divina, visten de morado, portan una corona de laurel y representan la fortaleza divina, y las potestades visten de gris plata, portan una espada y representan la omnipotencia de Dios.

La tercera jerarquía, más cercana a los hombres es la que forma principados, arcángeles y ángeles. Los principados visten de púrpura, portan un centro y representan la belleza divina. Los arcángeles visten de celeste, portan una palma y representan la misericordia de Dios, y los ángeles visten de rosa, portan una rama de olivo y representan la providencia.

La presencia de los ángeles en la procesión está documentada en el siglo XVIII y además del Viernes Santo, formaron parte de la magna procesión de traslación de Nuestra Señora a su Santuario el 23 de febrero presenta 1794 en cuya crónica dice: “Iban después nueve niños de corta edad vestidos de ángelesw de primorosa y ricamente que representaban a los nueve príncipes de los coros angélicos al que precedía otro niño representando al Señor San Miguel con una exquisita bandera en la mano”.

Las plañideras

Las Plañideras Hijas de Jerusalén, son un trasunto de las Doce Tribus del Pueblo de Israel, que serán doce niñas vestidas a la usanza hebrea que portarán atributos de la Pasión. Visten túnicas o ropones negros y sobre ellos una sobretúnica blanca de lino guarnecidas de granate y llevan sobre la cabeza un manto de gasa negra.

En sus manos portaran varios de los atributos de la pasión ya que otros como la corona de espinas y los clavos los lleva la Virgen en sus manos, la cruz, escaleras y sudarios van en el paso del Calvario. Los atributos que portaran sobre cojines serán la bolsa con las treinta monedas de la traición de Judas, la soga del prendimiento alegórica a la profecía de Isaías: "Como cordero que llevan al matadero", la espada y la oreja que San Pedro le cortó al judío Malco, el guante de la bofetada en la casa de Anás, el gallo de las negaciones de San Pedro, la columna y los flagelos de los azotes, la caña con la que, como cetro, se burlaron de la majestad de nuestro Señor, la injusta sentencia de Pilatos, la palangana y la jofaina con la que se lavó las manos, los dados con los que se sortearon la túnica inconsútil, el martillo y las tenazas de la crucifixión, el letrero del INRI y el cáliz símbolo de la Pasión del Señor y de su sangre derramada por nosotros.

El tramo de las plañideras lo cierra la Santa Mujer Verónica portando el paño con la Santa Faz del Señor.

Banderas arrastradas

Otras de las recuperaciones es la de las banderas arrastradas en señal de duelo, que también se sabe que a lo largo del siglo XVIII formaba parte de la cofradía. En las honras fúnebres de Reyes y héroes militares en la antigüedad existía la costumbre de llevar arrastrando en señal de duelo las banderas del difunto, también en los desfiles triunfales de las victorias militares se hacían arrastrar las banderas de los vencidos. Estás costumbres se incorporaron a los ceremoniales y ritos del Santo Entierro de nuestro Señor en siglos pasados.

Los pedidores

Completando las figuras alegóricas y recuperaciones históricas que se verá en el magno Santo Entierro del próximo Viernes Santo, saldrán de nuevo los “pediores” o demandantes que eran hermanos que con tazas de plata en las manos iban delante de la cofradía pidiendo limosnas para el sustento de la corporación, a los que se hace referencia a lo largo del siglo XVIII en numerosas ocasiones en documentos del archivo de la Hermandad. En este caso volverán a salir, aunque de forma simbólica, separando los primeros tramos del cortejo y portando antiguas bandejas de plata.

Los ropajes de las figuras alegóricas han sido confeccionados desinteresadamente por un numeroso grupo de modistas cantillanera.

Finalmente, como ya vienen formando parte del cortejo desde 2016, saldrá también abriendo la cofradía el muñidor con atuendo de luto, portando la esquila de plata de 1696, así como las representaciones de la Santa Mujer Verónica y de las Virtudes Teologales, la Fe, la Esperanza y la Caridad, que vendrán a completar esta serie de alegorías tan propias del barroco.

Fotos: Hdad., y Eduardo Fernández López.










Utilizamos cookies para realizar medición de la navegación de los usuarios. Si continuas navegando, consideramos que aceptas su uso.