Opinión. La papeleta de sitio. Juan Manuel Labrador Jiménez

En estos días, las casas de Hermandad se convierten en auténticos trasiegos de hermanos que acuden hasta ellas para retirar la papeleta de sitio con la que poder realizar su estación de penitencia, y tener así un lugar en la cofradía.

Muchas de nuestras Hermandades se caracterizan porque en ellas, durante el reparto, se forman larguísimas colas, hasta poder conseguir el añorado papel que nos permite acceder al interior del templo, con nuestra túnica nazarena, el día en el que, según se preceptúan en las reglas, se realiza el principal acto de culto público de una corporación cofrade.

Sin embargo, brota aquí mi pregunta: ¿dónde están el resto del año esos hermanos que, anualmente, acuden a retirar su papeleta de sitio? ¿Sólo se acuerdan de la Hermandad cuando ésta se prepara para convertirse en cofradía, lo cual es sólo una vez cada doce meses?

Hay cofrades que responden que, si no fuera por esos hermanos “anuales”, no habrían tantos ingresos en la Hermandad, por lo que sería más difícil llevar a cabo las actividades que se realizan a lo largo del año. Pero ahora viene otra pregunta, que en cierto modo, enlaza con algo de lo que ya hemos hablado en artículos anteriores: ¿la labor de una Hermandad sólo se puede realizar si hay dinero de por medio? Sin duda, afirmo rotundamente que no, porque la caridad, por ejemplo, no se basa sólo en dinero.

Es importante acudir a sacar nuestra papeleta de sitio, pero si sólo participamos de nuestra Hermandad para formar parte, exclusivamente, de su cuerpo institucional, seamos al menos conscientes de lo que estamos haciendo, y que el vestirse de nazareno no sea un “carnaval” para disfrazarnos y taparnos la cara.

Que al sacar la papeleta de sitio, reflexionemos sobre lo que pretendemos llevar a cabo, interiormente, al realizar la estación de penitencia, y que acudir a nuestra Hermandad para retirar dicho papel no sea sólo un mero trámite que hacemos, año tras año, sin que haya una conciencia clara de lo que estamos haciendo.

Foto: Francisco Santiago