Arte Sacro
  • Noticias de Sevilla en Tiempo Ordinario
  • miércoles, 5 de junio de 2024
  • faltan 312 días para el Domingo de Ramos

Provincia. La Hacienda de San Ignacio de Torrequemada en Gelves ha sido declarada monumento


Arte Sacro. El Consejo de Gobierno ha declarado Bien de Interés Cultural, con la categoría de Monumento, la Hacienda de San Ignacio de Torrequemada en Gelves (Sevilla). Este conjunto, de gran interés artístico y etnológico, fusiona la arquitectura vernácula con la urbana del Barroco y las influencias de las construcciones religiosas de la Orden de los Jesuitas. Dentro de los inmuebles rurales del Aljarafe, la Hacienda destaca además por la extensión de su planta y por su singular conservación, con espacios apenas transformados gracias al mantenimiento de los usos residenciales y agrícolas.

El edificio, concebido para la explotación del olivar, se construyó a principios del siglo XVIII, coincidiendo con un momento de esplendor de la economía rural que motivó el desplazamiento de las clases acomodadas y de la aristocracia desde las ciudades al campo, a donde también se trasladaron los esquemas de la arquitectura culta de la época.

El origen de la finca se remonta a la alquería musulmana de Caxar, que en el reparto de tierras tras la conquista cristiana se dona al noble castellano Gonzalo García de Torrequemada, de donde proviene su nombre. Tras pasar por distintas manos, el caserío actual fue adquirido en 1735 por el capellán real Jerónimo de Viergol y Rovira para la Compañía de Jesús. Los jesuitas explotaron la hacienda durante veinticinco años, traspasándola luego a particulares. Actualmente mantiene su carácter de propiedad privada.

La planta de la hacienda es rectangular y se organiza en torno a dos grandes patios contiguos que distribuyen las funciones residenciales, agrícolas e industriales. Entre ambos se ubica la vivienda del casero y la torre contrapeso del lagar.

Las naves relacionadas con los trabajos agrícolas y ganaderos se sitúan en torno al patio denominado de labor. En la entrada al segundo patio, o del señorío, se abre la portada principal, de estilo barroco y flanqueada por pilastras en las que se insertan hornacinas con las imágenes de San Isidro Labrador y Santa Bárbara. También presenta un arco con decoración de placas recortadas de color almagra que soportan entablamento y frontón triangular.

El patio del señorío, que en el centro posee un aljibe con doble brocal de mármol, está rodeado por las estructuras de mayor rango arquitectónico: la vivienda, la capilla, el lagar y la almazara. La zona residencial se organiza en torno a un gran salón central, desde el que se accede a las diferentes habitaciones, algunas de las cuales tienen pintadas en sus techos la figuras de San Ignacio de Loyola vestido de sacerdote y la de San Francisco Javier bautizando a una india, enmarcadas por decoración de roleos y hojarascas según el estilo barroco.

En el exterior del señorío, en su extremo nordeste, se ubica una torre mirador de tres alturas. También en esta zona se emplaza la capilla barroca, con un retablo dieciochesco, y un sótano abovedado que según la tradición fue cárcel de la Inquisición.

El monumento y su entorno de protección, que afecta principalmente a los terrenos de la finca dedicados al cultivo del olivar, ocupan una extensión aproximada de nueve hectáreas.










Utilizamos cookies para realizar medición de la navegación de los usuarios. Si continuas navegando, consideramos que aceptas su uso.