Opinión. ¿Qué pasa en el Dulce Nombre? José Carlos Miranda y Sánchez.

En estos tiempos que corren, en los que la doctrina católica corre por el alma de las personas, como si de gotas de lluvia se tratase por un coche, me viene a la cabeza una pregunta, ¿qué pasa en mi hermandad del Dulce Nombre?

Y es que, solo puedo plantearme una cuestión… ¿Tan vacías están las vidas de algunos “hermanos”, como para tener que hacer una guerra tan sucia a Armando Palomino y a sus 398 votos y votantes?

Sinceramente, no puedo llegar a comprender, como se puede actuar tan descaradamente, tan descaradamente como que de catorce miembros con los que contará el futuro comisionado, o quizás ya no tan futuro porque en unas horas tomará posesión, doce sean de la candidatura que menos votos obtuvo en las elecciones, es decir, la candidatura perdedora, o dicho de otro modo: la candidatura que no supo convencer a los hermanos.

No puedo llegar a comprender tampoco, como una persona, Manuel Toledo Zamorano, contra la que no tengo nada, pueda decirle al candidato ganador: “Doy una ‘copita’ a la finalización de la toma de posesión de mi comisionado para celebrarlo porque me da la gana”. ¿Para celebrar el qué Sr. Toledo? ¿Para celebrar la muerte de la vida de hermandad? O… ¿Para celebrar la dictadura a la que estaremos sometidos por una persona, de la que no se puede decir ni “hermano”?

Con todos mis respetos, no creo que sea esta la forma más oportuna de “hacer vida de hermandad”, al menos que la vida de hermandad que se quiera hacer sea igual que la que fue hasta el 2005. Tampoco creo que sea lo más oportuno, para una hermandad que se desangra desde hace mucho tiempo, mandar a una persona de fuera a gobernarla, sin este saber como funcionan sus cosas interna.

Cuando un censo en unas elecciones Generales está aprobado por el Ministerio del Interior, se queda aprobado, y no hay más vuelta de página. Cuando un censo está aprobado por la autoridad eclesiástica también, o al menos eso pensábamos los hermanos del Dulce Nombre… Aunque parece ser que el dicho popular de “las cosas de palacio van despacio”, aquí no ha tenido el mismo efecto, ya que se nombró el comisionado, decreto de comisionado que por cierto, no está firmado por el Arzobispo de Sevilla, Juan José Asenjo Pelegrina, a los quince días de la impugnación, impugnación que a día de hoy no se conocen los nombres y apellidos de las personas que la hicieron. Impugnación que sorprende aún más cuando, Salud del Pueyo, Presidenta de la Mesa Electoral , preguntó hasta tres veces por activa y por pasiva antes de firmar el acta, si alguien tenía algo que objetar, y, sorprendentemente, todos callaron.

Como se suele decir en estos casos, que cada palo aguante su vela, aunque esperemos que todas estas buenas intenciones y ganas que tenía la candidatura de García-Tapial de trabajar sean ciertas, ya que ahora tienen con creces la oportunidad de demostrarlo.

Sin más, me despido con un fuerte abrazo:

José Carlos Miranda y Sánchez

Hermano nº 986 de la Hermandad del Dulce Nombre de Sevilla.