Muy recomendado. Cardo Máximo. Ensayo de costaleros. Javier Rubio. El Mundo.
Allí que estaban ellos a las diez de la noche, ensayando una levantá a pulso con la parihuela vacía. Fue este lunes, una semana después de la Pascua Florida. El grupito seguía las órdenes de un capataz que mandaba llamar con voz atiplada pero firme. «¡A ésta es!» y el armatoste se elevaba por igual y luego, ya con la música de cornetas que sonaba en un teléfono móvil debajo del paso, los costaleros cogían el ritmo y marcaban los andares.
La gente se quedaba de piedra en cuanto los veía: ¿cuándo se ha visto que ensayen los costaleritos de una cruz de mayo? Cuando uno era chico, las cruces de mayo eran cruces y se hacían en mayo. O sea, que todo lo más que se agenciaba la pandilla era una mesa camilla rota que sus dueños habían desechado al llegar las calores o un palé medio desbaratado al que había que clavetearle las puntas otra vez con el evidente riesgo de machucarse un dedo, clavarse una astilla o tener que salir huye que te alcanzo hasta la casa de socorro más cercana en pos de la inyección del tétanos si en cualquier descuido alguno se hacía un rasguño con un clavo mohoso. Diversión asegurada. Lo de menos eran las cuatro velas (para cuando se fundieran los plomos) que rapiñábamos de casa y la toalla de manos que hacía de sudario. Lo de más eran las broncas entre los que hacían de costaleros, el que llevaba la cruz de guía y el enclenque, que a lo más que podía aspirar era a pasar la hucha.
Ahora, por lo visto, los chavales ensayan el izquierdo por delante con la parihuela metálica de una cruz de mayo que, a tenor de la dedicación que le ponen, tiene que ser digna de verse. Hay que estar loco o ser psiquiatra para decir, como dijo Javier Criado en defensa del chubasquero que le puso a la imagen de Martínez Montañés un Jueves Santo, que el riesgo de que les pase algo a las imágenes devocionales impiden a las cofradías cumplir con sus cultos externos. Pues eso mismo, pero con estas sofisticadas cruces de mayo.
Ya pronto, las cruces de mayo tendrán que convocar a su cabildo de oficiales antes de la salida para evaluar el parte meteorológico. Y pedir permiso al Cecop para darle una vuelta a la manzana. Y está por llegar la primera salida extraordinaria en octubre y hasta su participación en una magna procesión por la Castellana para enseñárselas a un Papa. Como que les voy a sugerir a los zagales que el próximo día se hagan acompañar de unas novietas quinceañeras, aunque sean de pega, para ir a tono con los mayores a los que emulan. Y que se besuqueen sudorosos, ¡eso que no falte!
Nota: Publicado en la edición de El Mundo Andalucía del 14 de abril de 2010.
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