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Carlos Bourrellier (Hermano mayor de la Hermandad del Buen Fin): «La coronación es una puerta a la ilusión para hermandades pequeñas como el Buen Fin». Fernando Carrasco. ABC Sevilla.


Fernando Carrasco. ABC Sevilla. -¿Cómo está viviendo la Hermandad los días previos a la coronación canónica de la Virgen de la Palma?

-La verdad es que con una alegría y una ilusión tremendas. Y sobre todo, con una intensidad muy grande. Hay que darse cuenta de que para una hermandad pequeña como la nuestra, era poco menos que impensable lo que nos está ocurriendo.

-¿En qué sentido?

-Pues que siempre hemos visto, y valga la expresión, los toros desde la barrera. Y ahora, en cambio, nos sentimos partícipes de la alegría de toda una hermandad, de unos hermanos que han acogido este anuncio como algo que se sueña pero que piensas que es muy difícil que te llegue.

-Si hay algo que ha sido significativo, es precisamente que la hermandad ha reaccionado de manera ejemplar.

-Es que una coronación es una puerta abierta a la ilusión. Somos una hermandad pequeña, que roza los 2.000 hermanos y que no tiene ni un gran cuerpo de nazarenos ni un poder económico como otras. Por eso pienso que esta coronación es un ejemplo para hermandades pequeñas como la nuestra.

-Porque, además, es la del Buen Fin una hermandad volcada con la acción social y más concretamente con el Centro de Estimulación Precoz «Cristo del Buen Fin».

-Así es. Es más, podemos decir a boca llena que más del 50 por ciento del presupuesto de nuestra hermandad está dedicado al centro. Le ponemos todas las ganas y la ilusión del mundo y, gracias a Dios, está dando sus frutos.

Hermandad compacta

-Sobre todo porque el número de niños se ha multiplicado en un año...

-Era uno de los proyectos que me marqué cuando entré como hermano mayor. Aún a sabiendas de las dificultades que tenemos en cuanto a espacio, era duplicar los 72 niños que teníamos en el centro a 140. La realidad nos ha superado y en un año hemos llegado a la cifra de 162. Está claro que la Virgen de la Palma está detrás de todo.

-La Virgen y el día a día de una hermandad que vive precisamente ese espíritu de hermandad.

-Ese ambiente se respira. Por poner un ejemplo, puedo decir que cada miércoles, después de la misa de ocho y media de la tarde, nos reunimos en la casa hermandad entre 80 y 100 hermanos. Cada uno trae de su casa algo para picar y echamos un rato agradable con nuestras esposas o novias. Y es que cuando cogemos un proyecto en la Hermandad, es de todos. Yo soy el hermano mayor, pero puedo decir que cualquier hermano del Buen Fin puede hablar igual o mejor que yo del Centro de Estimulación Precoz.

-Pocas veces una acción como la del Centro ha dado tan buen resultado...

-Y mejor que tiene que dar. Para nosotros es un orgullo que en el Pontifical de la Coronación acudan niños, no ya tan niños, que han pasado por el Centro y que incluso pueden leer alguna de las Lecturas. Eso no está pagado con nada.

Corona y Pontifical

-Hablemos de la coronación. Desde un principio, la hermandad fue clara en el sentido de que no había dinero para una corona.

-Eso quedó claro desde el principio. Nosotros partíamos de la base de que la Virgen ya tiene una corona. Así que se lo dijimos a los hermanos. Es más, como vimos que eran los propios hermanos los que querían una corona nueva, pusimos como condición que por cada euro que se diese para la presea, otro fuese para el Centro de Estimulación Precoz. Así ha sido y gracias a Dios todo ha ido a la perfección. Además, antes de saber que la Virgen sería coronada, estábamos metidos en la restauración del manto, por lo que no nos hemos podido salir del presupuesto de la hermandad para nada.

-¿Qué es lo que más le preocupa cuando quedan tres días para el Pontifical?

-Que estamos desbordados con el número de las invitaciones. Entre hermanos, esposas y compromisos ya llevamos entregadas más de 3.000 invitaciones, y el espacio habilitado en la Catedral está entre 2.500 y 2.600 localidades. Muchas personas van a tener que asistir al Pontifical por medio de las pantallas de televisión que se van a instalar. Pero es que estamos desbordados por completo. Incluso los asientos no están numerados. Ni el mismo Consejo de Cofradías, aparte del presidente, tiene un sitio asignado. Esperemos que todo salga bien.

-¿Qué le gustaría que quedase a los sevillanos de esta coronación?

-Por encima de todo, que las hermandades estamos para dar ejemplo de fe. Una hermandad tiene muchos cometidos pero, sobre todo, que la acción social es importantísima. Detrás de cada uno de esos nazarenos de chocolate, como nos dicen cariñosamente, hay un niño del Centro de Estimulación Precoz. Ésa es la la mejor aportación que podemos hacer a Sevilla con la coronación canónica de la Virgen de la Palma.

Un altar sencillo y sin palio para la coronación de la Virgen de la Palma

-A diferencia de otras coronaciones, la Virgen de la Palma no estará en su paso de palio.

-Nosotros le presentamos al Cabildo Catedral dos proyectos para el altar, uno con la imagen en el paso de palio y otro con la Virgen sobre una peana. En este sentido, el Cabildo era más proclive a que no se ocultase tanto el altar de Laureano de Pina, por lo que la Virgen estará sobre una peana cedida por la hermandad del Gran Poder, de la Virgen del Mayor Dolor y Traspaso.

-También parece que el exorno será sencillo.

-Sí. Hay flores, pequeños detalles, seis blasones, pero todo muy sencillo. La verdad es que la sensación que da es que la Virgen está flotando sobre la peana, con el fondo del altar. Está sola Ella y a la vista de todos los que acudan. La sencillez no está reñida con la belleza y todos vamos a disfrutar.










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