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El milagro de la estimulación precoz. Mario Rodríguez Balbotín. ABC Sevilla.


Mario Rodríguez Balbotín. ABC Sevilla. Cuando el próximo sábado la Virgen de la Palma abandone, ya coronada por el cardenal arzobispo de Sevilla, los pétreos muros de la Catedral, la hermandad franciscana del Buen Fin habrá cumplido algo más que un sueño, y muchos serán los que, recordando tiempos pretéritos de fatiguitas y sablazos, no puedan evitar pensar en la sala capitular de la hermandad hace más de veinte años, donde una vez por semana acudían pequeños que requerían de una atención que nadie en la ciudad, excepto la Hermandad del Buen Fin, pudo prestarles.

La estimulación precoz se incardina en el campo médico de la atención temprana, por lo que los niños han de ser tratados desde muy pequeños, y requiere de un tratamiento «multidisciplinar» por lo que dependen de la labor de un logopeda, además de los psicólogos y demás especialistas.

El periodo de estancia del niño en el Centro se prolonga hasta los cinco años, y es preferible que su ingreso se produzca con la mayor celeridad posible, ya que a partir de los tres años es muy difícil la estimulación satisfactoria en él.

La voz de que la Hermandad del Buen Fin trataba estas patologías en niños fue corriendo, y lo que en origen se configuró como una modesta obra social, propulsada por el entonces hermano mayor de la cofradía, Francisco Aparicio, y su diputado de caridad, a la sazón médico neurólogo, Sebastián Barrera, verdadero «padre de la criatura», hubo de expandirse a marchas forzadas, puesto que Sevilla no contaba con un centro específico para tratar a niños con este tipo de discapacidades.

Así, a los seis meses del comienzo de la obra social, la hermandad ha de alquilar un local, y son ya tres los especialistas en psicología y estimulación precoz que trabajan en él, ayudando en el tratamiento de menores de muy corta edad -hasta los cinco años máximo-, afectados por plurideficiencias en áreas como la cognitiva, del lenguaje y la comunicación, o de la socialización.

Más adelante, la Junta de Andalucía adquiere un Centro sanitario para dedicarlo también a la estimulación precoz, lo que supondrá, sin duda alguna, un «desahogo» para el Centro de Estimulación. Pese a ello, la instalación que inauguran los servicios de salud públicos no trata los trastornos generalizados del desarrollo, como el autismo o las alteraciones graves del lenguaje, por lo que el del Buen Fin es el único Centro de la ciudad que presta tratamiento para estas enfermedades con carácter gratuito.

El Centro de Estimulación cuaja en Sevilla, atiende cada vez a un mayor número de niños y durante dos décadas sobrevive gracias a las aportaciones de la Consejería de Salud, de socios «protectores» -hermanos, otras hermandades, instituciones o personas- y, como no, gracias también al inexcusable «sablazo» al que los dirigentes de la hermandad han de recurrir indefectiblemente para poder mantener vivo el sueño de la estimulación precoz.

Hasta tal punto es reconocida y valorada la labor del Centro de Estimulación que los pediatras de los hospitales de la ciudad envían a pequeños para que sean tratados en el Centro, e incluso la propia Consejería de Salud mantiene un cocierto con el director del Centro, Javier Vega, por el que tienen preferencia para disponer de las plazas libres con las que cuenten.

Una corona, un compromiso

A principios de 2005, ya especializado en trastornos generalizados del desarrollo, el Centro de Estimulación «Cristo del Buen Fin», aumenta sus plazas a un total de 92 niños y es en ese mismo mes de enero, justo tras conocerse la intención del cardenal fray Carlos Amigo de coronar canónicamente a la Virgen de la Palma, cuando la junta de gobierno de la hermandad se plantea redondear la obra social que durante 23 años abanderó, y decide ampliar el número de plazas, contando ya con un total de 165 niños.

Los tratamientos son individualizados, por lo que se aumenta la plantilla de profesionales a un total de siete especialistas, y necesariamente, también el presupuesto del Centro aumenta, concretamente al doble, pasando a ser en la actualidad de 200.000 euros.

La preocupación, tanto del hermano mayor del Buen Fin, Carlos Bourrellier, como del director del Centro, Javier Vega, es el actual problema de capacidad que hay, ya que «nos gustaría poder atender a un mayor número de niños, pero en la actualidad los medios no dan para más», afirmaba Vega.

Reconocimiento de la ciudad

El pasado 28 de octubre el alcalde de la ciudad, Alfredo Sánchez Monteseirín se desplazó hasta las instalaciones del Centro de Estimulación para conocer de primera mano la labor que éste lleva a cabo. En dicha visita, previa a la que el regidor de la ciudad realizaría horas más tarde a la casa hermandad del Buen Fin para imponer la Medalla de la Ciudad a la Virgen de la Palma, el alcalde ensalzó la labor caritativa que realizan las cofradías de Sevilla en general, y la del Buen Fin en particular. y habló del «reconocimiento merecido de la ciudad de Sevilla a la Hermandad de San Antonio de Padua, y del necesario apoyo que estas inciativas que apuestan por lo más desfavorecidos necesitan».

Precisamente, el alcalde reconoció durante la visita a la casa hermandad que «sería necesaria una ayuda económica por parte del Ayuntamiento al Centro de Estimulación Precoz, para que pueda seguir cumpliendo su maravillosa misión»... Nada más anhelado por los encargados del Centro de Estimulación que ese maná en forma de mejora en infraestructuras y ayudas para poder seguir ayudando a un mayor número de niños.

Por ello, cuando la Virgen de la Palma cruce el sábado, ya coronada, el dintel de la iglesia conventual de San Antonio de Padua, un sueño de los hermanos del Buen Fin se habrá cumplido, y el lunes, como cada día, el milagro de la estimulación precoz seguirá brotando en Sevilla, apenas a escasos tres metros de la Virgen recién coronada.

El alcalde anuncia ayudas al Centro

El pasado mes de Enero el cardenal arzobispo de Sevilla, Fray Carlos Amigo Vallejo, anunció la coronación canónica de la Virgen de la Palma, prevista para el próximo sábado, 8 de octubre. A partir de ese anuncio, el Centro de Estimulación Precoz, dependiente de la Hermandad del Buen Fin, se planteó el aumento de plazas en sus instalaciones, para de esta forma poder atender a un mayor número de niños, y el resultado fue expectacular, ya que en apenas un mes el Centro pasó de tratar a 92 niños a hacerlo con un total de 165.

La Medalla de la Ciudad se antoja como el reconocimiento justo de la ciudad a una hermandad que, en silencio y a base de muchos esfuerzos, lleva más de 23 años ayudando a padres cuyos hijos necesitan de una asistencia sanitaria que en ningún lugar de Sevilla se ofrece de manera gratuita. No sorprende, por ello, el anuncio por parte del alcalde de «destinar ayudas públicas por parte del Ayuntamiento para que la Hermandad del Buen Fin pueda seguir desarrollando su extraordinaria labor». Parece que la hermandad de la calle San Vicente podrá contar próximamente con un local más amplio, cedido por el Ayuntamiento, y que permitirá aumentar el número de plazas del Centro, cuya demanda aumenta cada día.










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