Arte Sacro
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Los cielos que ganamos. Francisco José López de Paz. ABC Sevilla.


Francisco José López de Paz. ABC Sevilla. Hace unos días los pude encontrar de nuevo. Animado por la excitación de aquella primera visita, hace ya algunos años, me animé a repetir el viaje a los cielos. El Colegio de Arquitectos lleva ya varios años celebrando la semana de la arquitectura con una invitación a conocer las cubiertas de la Catedral, el lugar que mejor guarda los secretos de la construcción del prodigio. Ocurrió en el mejor momento posible, un día del otoño recién nacido y a la hora en que la tarde dora con el sol las piedras. Entre imposibles escaleras de caracol y postigos abiertos al precipicio el visitante va llegando a los distintos bosque de arbotantes y llamas góticas que le hacen trasladarse, con la ayuda de las explicaciones de un magnífico guía, a un mundo rebosante de magia y de misterio. En la media distancia aparece la Giralda al alcance de la mano, en el horizonte queda la ciudad idílica de la puesta de sol y sobre los pies lo que hay son varios siglos menos.

Estos sí son los cielos de Romero Murube encontrados en lo alto de la Catedral. Qué pena que la queramos tan poco ¿verdad? Hay una línea si no de desafecto, sí de cariño limitado entre la montaña hueca y nosotros. La imagen que ha proyectado el cabildo catedral del edificio que alberga el alma de la ciudad no es precisamente la que le corresponde a tanta magnitud de historia y de belleza. Para querer lo primero es conocer y lo cierto es que conocemos mas bien poco de lo que ha ocurrido y ocurre entre los muros góticos. En la Catedral se trabaja se investiga y se cuida a diario el mejor patrimonio de Sevilla; de la mañana a la noche decenas de personas se encargan de que el corazón de piedra que empezó a latir hace 600 años no encuentre descanso. Ese latido apenas traspasa los muros. ¿Qué a la Catedral le hace falta otro tipo de gestión? No hay duda. Un templo que es capaz de generar no una sino varias noticias al día y que recibe al año miles de visitantes y de fieles merece otra manera de funcionar, las siete puertas abiertas de par en par para que caigamos prendidos de su encanto. Después de ver sus cielos hoy la quiero más que ayer. Espero también que mucho menos que mañana.










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