Besamanos de la abuela de Dios en Triana

Antonio Rendón. Una vez finalizado los gozos, se abrieron las puertas del templo parroquial de la Catedral de Triana de la Real Iglesia de Santa Ana, que Alfonso X, el Sabio mandó construir para dar gracias por la intervención de Santa Ana, en la cura de una  dolencia que el rey Sabio sufría en sus ojos. Este hecho hizo que fuera la primera iglesia levantada en Sevilla después de la reconquista.

El grupo escultórico se nos muestra en el presbiterio bajo la Señá Santa Ana, sentada con su bendita hija y con su divino nieto, como tantas abuelas se sentaron a las puertas de sus corrales trianeros, para abanicar la brisilla marinera del río, por donde los corazones agradecidos se adentran en la Real Parroquia, para felicitar a la abuela de todas las abuelas, un año más con todo el calor de julio.

La imagen de la Virgen y Santa Ana son de candelero pudiéndose dotar en la segunda mitad del siglo XIII, son pues de la época de la fundación de la Iglesia por Alfonso X el Sabio. Presentan un gran valor histórico e iconográfico a pesar de las múltiples restauraciones que han sufrido.

Mencionar la que llevó a cabo a principios del siglo XVII por el escultor jienense Francisco de Ocampo, siendo de nuevo retocada en el siglo XVIII. Sobre estas fotografías la Virgen María y el niño Jesús, este último es obra del sevillano Luis Álvarez Duarte. Santa Ana porta en su mano una rama de azucena en metal plateado.

Una gran cantidad de feligreses y devotos/as, abarrotaban la parroquia, para dar pleitesía a la abuela de Triana. Presidiendo el acto, el párroco de Santa Ana, Manuel Azcarate Cruzado y trianero adoptivo.

La parte musical la puso el coro parroquial de Santa Ana

Fotos: Antonio Rendón Domínguez