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Los Franciscanos del País Vasco crearán un centro de investigación por la Paz y la resolución de los conflictos


IVICON. Los franciscanos del País Vasco, rectores del santuario mariano de Arantzazu (Guipúzcoa), han dado los primeros pasos para la creación de un centro de investigación por la paz y la resolución de conflictos. Se trata de “uno de los proyectos más queridos por la comunidad franciscana”, señalan fuentes de la misma, y tendrá su sede en Gandiaga Topagunea, el espacio cultural y de encuentro construido en el lugar que anteriormente ocupaba el antiguo seminario franciscano, junto al santuario.

Desde su inauguración el pasado 9 de septiembre, coincidiendo con la festividad de la Virgen de Arantzazu, el edificio -destinado a exposiciones temporales y actividades permanentes- acoge las fundaciones Artzai Mundua (dedicada al mundo del pastor), Naturgintza (promotora de proyectos ecológicos) y TAU (de cooperación franciscana en el Tercer Mundo). En septiembre de 2006 se espera poder inaugurar en Gandiaga Topagunea el centro de investigación por la paz para la resolución de conflictos y la reconciliación.

“Se están dando ya pasos decididos para que esta idea se convierta en realidad en los plazos indicados”, explican los franciscanos de Arantzazu, presentes en el santuario desde hace cinco siglos. En este sentido, un equipo, coordinado por el franciscano Iñaki Beristain, se ha puesto a trabajar en la elaboración del proyecto. Por eso, se están realizando distintas consultas con expertos, tanto locales como internacionales, en este tipo de centros. Muy probablemente, durante la próxima primavera el proyecto estará preparado y se habrá seleccionado a su equipo directivo. Finalmente, si todo discurre según lo previsto, el centro podría abrir sus puertas en septiembre del próximo año.

DOBLE PROYECCIÓN

Los franciscanos del santuario justifican esta iniciativa cuando afirman que “la paz, la elaboración de conflictos sin violencia, la reconciliación humana o el primado de la persona, entre otros, forman parte de los principios inspiradores del franciscanismo”. Y añaden: “Sobre estos principios, nuestro deseo es hacer desde este centro una contribución basada en la ética humanista y abierta a la participación de creyentes y no creyentes”.

Asimismo, “nos gustaría que esa contribución tuviera una doble proyección, hacia dentro de la sociedad vasca y hacia fuera de la misma. Hacia dentro, nuestra pretensión es que este centro pueda ser útil a la idea de la reconciliación y que, además, pueda ofrecer un servicio de aprendizaje para el tratamiento ético de conflictos que afectan a la sociedad de nuestro tiempo en sus relaciones familiares, sociales o comunitarias. Hacia fuera de la sociedad vasca, quisiéramos que desde este centro pudiera ofrecerse una ayuda eficaz a conflictos olvidados y a los olvidados de los conflictos”.










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